Extraño OVNI grabado en San Joaquín de Flores, diciembre 2023

angramir snjoaquin dic2023

El objeto fue grabado en video el día 3 de diciembre.

Leer artículo

Enigmas y la difusión OVNI en Costa Rica

ecr HISTORY

Dado que nuestra página y grupo se han hecho grande a través del tiempo en Costa Rica, y muchos me han cuestionado últimamente, decidí escribir un poco sobre quiénes somos y por qué hacemos lo que hacemos….

Leer artículo

OVNIs y pilotos en Costa Rica

ufo pilots

Algunas anécdotas de pilotos volando en Costa Rica.

Leer artículo

Posible encuentro con reptiloide en Costa Rica

replEncuentros con humanoides son comundes dentro de la casuística OVNI y contactista a nivel global, Costa Rica no es ajena a esa realidad, aunque los testimonios de interés son pocos, éste en particular por sus características llama la atención.

Leer artículo

Esferas OVNi sobre Tibás, San José, abril 20-2023

rsandi abril20 23 web

El avistamiento sobresale por las condiciones de las tomas y los testigos.

Leer artículo

¿Vuelven los OVNis a Paso llano-Heredia?

ufo pasollano 2023

Aunque ya habíamos publicado notas referentes a este famoso lugar de contacto con lo desconocido, hace tiempo la actividad estaba digamos “apagada”, hasta ahora.

Leer artículo

Experience true power and ease in website design. Our website templates and WordPress themes offer flexibility and functionality unlike any other.
(Tiempo estimado: 6 - 12 minutos)
Ya ha leído 0%
Refiriéndose a las complejas y enreversadas manifestaciones que se vinculan con este fenómeno, el Dr. Vallé afirmó: Pienso que nos enfrentamos a una tecnología dirigida por una inteligencia que es capaz de manipular el espacio, el tiempo y el entorno psíquico del testigo de maneras que no comprendemos (…) Creo que se trata de algo que es, a un tiempo, tecnológico y psíquico y que parece capaz de manipular otras dimensiones.
La afirmación de que el fenómeno OVNI es a un mismo tiempo “tecnológico y psíquico” ofrece un buen punto de partida para tratar de explicar la trascendencia que tiene en muchos individuos la experiencia de un encuentro cercano con uno de estos misteriosos ingenios voladores en donde, a las perturbaciones físicas y psicológicas que experimentan en el momento mismo del suceso, se suman las transformaciones psicológicas e intelectuales que devienen, en los sucesivo, en la psiquis del individuo “contactado”.
La incógnita de el cómo y el por qué la inteligencia que opera detrás del fenómeno Ovni “escoge” a las personas que experimentan un encuentro cercano con el mismo, se hace más insondable cuando se trata de niños pequeños, quienes obviamente se encuentran menos preparados que un adulto para enfrentar el tremendo impacto psicológico que resulta el enfrentarse cara a cara con un fenómeno que rompe con todos los esquemas de la lógica racional, al punto en que ni la misma ciencia lo puede explicar satisfactoriamente.
En mi labor de investigador, a lo largo de los años me ha llamado poderosamente la atención el caso de los niños contactados y las radicales transformaciones que han experimentado en su conducta y su manera de ver el mundo, después de haber tenido un encuentro con los no identificados. Con algunos de estos niños he tenido la oportunidad de hablar personalmente poco tiempo después del suceso (en uno de los casos que citaré en este articulo lo hice años después, cuando el niño ya era un joven de 23 años), y he podido apreciar la innegable sinceridad con la que dan fe de su experiencia, la exacta precisión con la que detallan lo sucedido, y la profunda impresión que dejó en ellos el suceso. Luego sus padres me han puesto al tanto de los cambios, positivos o negativos, experimentados, desde entonces, en los pequeños; cambios de los que, en una ocasión, fui testigo ocular, de cuando el niño pasó de la infancia a la adolescencia.

 

El caso de Eduardo Lee y el “ser traslúcido”

Al atardecer del día 2 de mayo del año 1978 el niño de 10 años de edad, Eduardo Lee Lacayo, paseaba en bicicleta con sus primos en una calle de Bello Horizonte de Escazú (cantón cercano a la ciudad de San José, en donde vivía el niño con sus padres) cuando de pronto vieron pasar frente a ellos un gato negro que se desplazaba a gran velocidad. Los niños se fueron detrás del felino, persiguiéndolo con la intención de atraparlo. Al verse acosado por los párvulos, el gato aumentó la velocidad y en un momento dado los niños, cansados de la inútil persecución, dieron vuelta atrás y regresaron a la calle del barrio. Todos menos Eduardo, quien se empeñó en perseguir al minino hasta las últimas consecuencias. El gato se dirigió hacia un lote en donde se encontraba una casa en construcción y continuó su desaforada carrera hasta una finca ubicada un poco mas adelante. Según le contó años después el mismo Eduardo Lee al autor de este texto, en un momento dado el gato detuvo bruscamente su carrera, oportunidad que el niño aprovechó para atraparlo. De pronto el animal arqueó el espinazo y se le erizaron los pelos del lomo. Justo en ese momento el lugar se iluminó con una intensa luz que venía de lo alto. Al volver la mirada hacia el sitio de donde provenía la extraña luminosidad, Eduardo Lee vio, atónito, como un gran objeto con forma de dos platos soperos contrapuestos, de unos 15 metros de diámetro, descendía lentamente en el predio de la finca, frente a sus ojos, a unos 4 metros de distancia de donde él se encontraba.


El objeto se quedó flotando a unos pocos metros del suelo y, debajo de él, comenzó a formase una especie de nube que descendía muy despacio. En ese momento el gato huyó despavorido. La nube se fue desvaneciendo poco a poco y de ella surgió la imagen de un ser de aproximadamente 1,90 metros que parecía flotar en el aire. El extraño personaje tenía el pelo lacio que le caía a ambos lados de los hombros y vestía una túnica de color dorado que le llegaba hasta las rodillas. Según explicó el testigo, el ser flotaba a unos metros del suelo, no se le veían los pies y no parecía ser del todo material, ya que se podía ver lo que estaba detrás de él, como si fuera traslúcido, a la manera de una proyección holográfica.
El misterioso ser no parecía tener cara. Solo se apreciaba su boca, muy fina, casi imperceptible, como una línea sutil sobre la parte inferior del rostro. El testigo pudo apreciar las manos del extraño, pero de donde partían las mangas del traje hasta donde se definían las manos no había nada, como si se formara por partes. En un momento dado el fantasmal ser traslúcido cruzó los brazos sobre su pecho en forma de equis mientras el atónito niño lo contemplaba sin miedo alguno. Luego, movió su boca como para decir algo (Eduardo Lee compara la boca del ser al moverse, con una liga de goma que se estirara y se encogiera de forma muy peculiar) y seguidamente estiró sus brazos hacia él, invitándolo a que se acercara. En ese momento el niño fue presa del pánico y huyó despavorido del lugar, en dirección a su casa. Cuando salía del predio baldío, el pequeño pudo ver como el gran disco se alejaba por lo aires, ganando altura en cuestión de segundos.
El suceso fue ampliamente divulgado por los medios informativos de la época, sin incluir algunos detalles que se citan en el presente trabajo, dado que fueron precisados por el mismo Eduardo Lee años mas tarde. El cambio que experimentó tiempo después el protagonista de esta fantástica historia fue que se le desarrolló una gran capacidad intelectual y comenzó a interesarse por temas científicos, especialmente los relacionados con la en ese entonces naciente industria de la computación. Actualmente Lee trabaja en computación y cibernética y, de un tiempo para acá, no ha querido referirse más al extraño suceso que experimentó en su temprana infancia, uno de los más connotados en la historia de la ufología costarricense.

La niña perseguida por un Ovni

El caso siguiente, totalmente inédito hasta su publicación en este artículo, ocurrió un día de comienzos del año 1998, en la localidad de Dulce Nombre de 3 Ríos, en San José, capital de la República de Costa Rica.
Dado que el autor no cuenta con la autorización de los padres de la niña protagonista de esta historia para divulgar sus nombres y apellidos, los he cambiado a propósito en el presente relato.
Al anochecer del citado día, la niña de 5 años Cintya Barquero fue a la tienda de abastos del barrio (“pulpería” como se les llama en Costa Rica) a comprar algunas provisiones que le encargó su madre. Al regresar a su casa, notó una extraña luz que provenía de lo alto. Al volver a ver de qué se trataba, descubrió en el cielo un objeto de forma cónica que la venía siguiendo. Según la descripción dada al autor de este artículo tanto por la niña como por su progenitor, señor Rafael Barquero, el objeto era de un color blanco intenso en su parte superior, mientras que en su base circular se apreciaban una serie de círculos concéntricos iluminados por luces de diferentes colores que iban del gris plomo al rojo encendido, pasando por amarillos y verdes de vivas intensidades.
Al notar la pequeña que el objeto se dirigía a ella, comenzó a correr y a gritar en dirección a su casa, pidiendo auxilio a sus padres.
Al oír los gritos de la niña, Don Rafael y su esposa salieron de la casa en forma precipitada y en ese momento, además de los desesperados gritos de su pequeña hija, escucharon un fuerte “zumbido de abejas” que emitía el extraño objeto volador que la seguía. Justo cuando la pequeña Cintya llegaba a la puerta de su casa, el objeto le lanzó un rayo de luz, apenas a tiempo para que su madre la tomara del brazo y la introdujera de un tirón al interior de la vivienda. Según expresó don Rafael, la intervención a tiempo de él y su esposa, impidió que su hija fuese raptada por los tripulantes del objeto desconocido ya que, según él, no fue otra la intención del rayo de luz que se lanzó en dirección a ella.
Después de este traumático incidente, a la niña se le despertó una gran espiritualidad y un gran interés por el estudio, mostrando además, una obsesión por hablar y referirse continuamente al extraño objeto que esa noche la persiguió.
Según me comentó el padre de Cyntia, con anterioridad otra niña del mismo barrio había sido perseguida y raptada por un objeto desconocido similar al que persiguió a su hija. La pequeña, de unos 10 años de edad, apareció días después de haber desaparecido y no supo explicar qué le había ocurrido ni donde estuvo. Después del suceso la niña experimentó una prematura madurez sexual tanto física como mental, toda vez que, según palabras del señor Rafael, comenzó a tener relaciones descontroladas con todos los chicos del barrio.
Cuando los Ovnis “detienen” el tiempo
El último caso de este artículo lo protagonizó un niño de 10 años, en el barrio Moravia de la ciudad de San José, con el cual el autor de este artículo tuvo una relación directa por cuanto mantenía amistad con la familia del chico.
Al igual que el caso anterior, se han cambiado nombres y apellidos para proteger la identidad del protagonista, ahora un adulto de casi 30 años.
Los sucesos comenzaron hacia el año 1988 cuando el chico, al que llamaremos Ronald Campos, en cierta ocasión le comentó a su madre que, al tratar de buscar una bolita con la que jugaba, y que había rodado hasta la parte inferior de su cama, observó varias “esferitas luminosas” que revolteaban en torno a él, en las penumbras. Cuando trataba de atraparlas, las esferitas danzaban y parecían jugar traviesamente. Días después comentó que, estando jugando en el patio de su casa, apareció en el cielo un objeto alargado de color dorado, de gran tamaño y lleno de ventanitas cuadradas en su parte superior. Para enfatizar su explicación, realizó un dibujo que el autor de este trabajo conserva en sus archivos. Dijo que parecía que solo él lograba verlo por cuanto su hermano menor y los vecinos no parecieron percatarse de la presencia del descomunal objeto.
Al asunto llegó a su clímax una mañana cuando, según relató el pequeño protagonista de esta historia, al salir a recreo en el patio de la escuela donde estudiaba (ubicada en pleno centro de la ciudad de San José), vio aparecer de nuevo en el cielo la misteriosa y silenciosa “nave dorada”. Esta vez los acontecimientos tomaron un matiz más misterioso y alucinante por cuanto, los otros chicos de la escuela no solo no se percataron de la presencia del enorme objeto aéreo sino que, según afirmó el pequeño Ronald ¡sus movimientos de congelaron totalmente quedando, como en una fotografía, en las poses y gestos que tenían todos ellos cuando apareció en el cielo la extraña nave! Todos menos él, que siguió moviéndose normalmente sin atinar a entender la extraña conducta de sus compañeros de clases. Pero he aquí que, justo cuando la nave desapareció del escenario, ¡sus amiguitos continuaron sus movimientos momentáneamente interrumpidos, como si nada hubiese ocurrido!
El autor de este trabajo fue testigo presencial de los abruptos cambios que se operaron en la conducta de este niño una vez entrado a la adolescencia. De ser un pequeño tranquilo, amable y apacible, casi de un día para otro se tornó en un joven agresivo, hosco y taciturno, dado a escuchar obsesivamente música de rock pesado (en un walkman cuyos audífonos no despegaba de sus oídos en ningún momento). Para complementar su aspecto negativo, rompía sus camisas y pantalones y comenzó a andar despeinado, con un deprimente gesto de persona amargada y resentida permanentemente reflejado en su rostro. Poco después cayó en las drogas y un día cualquiera su madre fue llamada del trabajo con la noticia que el joven ¡había intentado suicidarse con una sobredosis de pastillas! Afortunadamente logró salvarse de este extraño intento de suicidio. Y decimos “extraño” por cuanto al autor de este trabajo le consta la manera afectuosa y positiva en que el joven protagonista de este relato era tratado tanto por sus padres como por sus tíos y abuelos.
Un misterio más que se suma a la insondable incógnita Ovni: la manipulación y la evidente desviación de la conducta de seres humanos en sus etapas tempranas de vida, para llevarlos por derroteros, bien negativos bien positivos, pero que los marcan para siempre y los llevan a ser las personas que, muy seguramente, nunca hubieran sido de no haberse topado con los “no identificados” en su camino, precisamente en una de las etapas mas delicadas y sensibles de su existencia.

Fuente: http://www.aforteanosla.com.ar/Colaboraciones/costa%20rica/articulos/ni%F1os%20costarricenses.htm