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Lama: El honor es también mío porque cada nuevo visitante enriquece de alguna manera mi existencia.  Ahora bien, ¿que cree Usted que yo le puedo aportar?

Viajero: He investigado mucho sobre La Verdad y aún no he llegado a una conclusión definitiva sobre este tema.  Mi mente está confusa.

Lama: La Verdad no la posee nadie.  La Verdad es como un puzzle compuesto por innumerables piezas, todas ellas, de igual tamaño.  Cada pieza ocupa un lugar preciso en ese puzzle y es colocada a su debido tiempo en su lugar y no en otro. Cada uno de nosotros somos una de esas piezas que venimos a la existencia con una minúscula fracción de la verdad como herencia donada por el Creador cuando en la Noche de los tiempos decidimos separarnos por soberbia, egoísmo y vanidad de Su Misericordioso Lado.

Viajero: Perdone, pero no le he entendido del todo.

Lama: No se preocupe.  Yo he tardado casi una vida en llegar a esta conclusión después de mucho investigar, meditar, buscar, pedir y al fin hallar.

No debe olvidar Usted que todo, absolutamente todo en el Cosmos, tiene un precio justo y asequible, pero precio al fin, ya que nada es gratis.  El precio que yo he tenido que pagar en este mundo  ha sido gran parte de mi salud física y mental, debido principalmente a los impedimentos del Mal.  Pero el Buen Dios, después de ver mi esfuerzo y ofuscación, y después de pedirle con sincero corazón, me dio el don del Discernimiento.  Después de Buscar sin desfallecer me mostró el Camino hacia mi parte de la Verdad, y después de llamarle con insistencia me abrió la puerta hacia la Luz.

También aprendí que:  “A nadie se le da una prueba que no pueda superar”.

Viajero: Perdone otra vez, pero aún sigo sin comprenderle.

Lama: Según he aprendido de todos los que han pasado por mi lado en esta vida y en otras vidas...

Viajero: Disculpe que le interrumpa, pero no creo en la reencarnación, y además mi religión niega su existencia.

Lama: Todo en la vida no es cuestión de creer o no creer, sino de investigar y llegar a la verdad del tema deseado.   La reencarnación es algo lógico, justo y misericordioso. ¿Cuantas posibilidades da un Buen Padre a un hijo rebelde para mejorarse?  Muchas, ¿verdad?.  Por tanto, suponemos que el Buen Padre Dios deberá hacer lo mismo.  Por otra parte hay religiones oficiales que sí creen en esa realidad.  Y por último, hay muchos investigadores serios en el mundo que han investigado mucho sobre la reencarnación y han llegado a la conclusión de que es cierta su existencia.  Curiosamente, parte de esos investigadores se metieron en el tema con el fin de demostrar que era un doctrina falsa.   No hay duda de que “el Buen Dios sabe escribir derecho con renglones torcidos”.

Entonces, al separarnos del Padre Creador en la Noche de los Tiempos por soberbia, egoísmo y vanidad, como parte minúscula que éramos de Él, nos llevamos cada uno de nosotros una fracción de la Verdad Absoluta de la que éramos parte.  A través de los tiempos fuimos evolucionando y en ese larguísimo camino de “Regreso al Hogar” llegó un momento específico y concreto donde nuestra parte de la Verdad salió a la luz.  Son muchas la pequeñas verdades que están brillando como estrellas en el cielo. Cada una de nuestras pequeñas estrellitas, naturalmente, no llenan todo el cielo.  Sólo los insensatos pretenden creer que su “estrellita de la Verdad” es capaz de eclipsar el brillo de todas las demás.   Por tanto, sé humilde y entrega tu parte de la Verdad a los demás para que se beneficien de ella, si quieren.   

Nunca dejes de observar la parte de la Verdad que cada uno posee.  La humildad y la ausencia de soberbia, egoísmo y vanidad son las claves para beneficiarse de ese Gran Regalo, La Verdad.

Viajero: Gracias amable Señor por sus palabras.

Lama: Gracias a ti por aceptarlas, y nunca olvides, que si sabes contemplar la naturaleza y meditarla, no necesitarás creer en Dios, lo verás.