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Yeti-Entre el mito y la realidad

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Yeti- entre el mito y la realidad¿Qué impulsa a individuos a sacrificar sus relaciones, carreras, y reputación en la búsqueda de algo que puede ser una enigmática figura del folklore? Es un impulso metafísico: llenar el vacío de lo desconocido, o ¿simplemente Sasquatch es un ser evasivo? Olvidado por la cultura popular aunque no de la mente de los creadores de películas y rodajes Hollywoodenses, este articulo expone  los hechos interesantes que han hecho del llamado Pie Grande y del llamado Yeti una subcultura y objeto de apertura de una rama por demas interesante: la Cripto-zoologia.

Los Terminos

Pie Grande es el nombre dado a una enorme criatura que se presume, vive en las áreas salvajes de Estados Unidos (el noroeste pacífico, los Grandes Lagos, las Montañas Rocosas, los Bosques Meridionales, los Bosques del Noreste) y al sudoeste de Canadá. Un término alternativo con el que se le conoce es Sasquatch en idioma aborigen, o Bigfoot en inglés. Junto con el Monstruo del lago Ness y el Yeti (que analizaremos mas adelante), Pie Grande es quizás la criatura más famosa en la criptozoología.

Pie Grande

El fenómeno moderno de Pie grande comenzó en occidente en 1958 con informes de enormes huellas en el condado de Humboldt, California. Mientras que la mayoría de los encuentros de Pie Grande (incluyendo los más conocidos) son generalmente en el noroeste pacífico, encuentros similares se han alegado a través de toda Norteamérica. Ha habido muchos encuentros con criaturas enormes, peludas y simiescas o de criaturas similares a hombres salvajes (o reportes de inexplicables huellas humanas enormes) en el Noroeste Pacífico, que quizás datan desde finales de 1700s; algunos investigadores han argumentado que estos encuentros son consistentes con los recientes reportes de Pie Grande. Algunos de estos previos encuentros son de dudosa autenticidad, y los críticos han cuestionado la precisión de la interpretación de viejos reportes a través de preconcepciones modernas. La mayoría de los científicos han encontrado que la evidencia existente de Sasquatch no es suficientemente persuasiva, y generalmente consideran tal evidencia y avistamientos como el producto de una mitología, folclore, o identificación errónea. Muchos profesionales y académicos afirman que estudios adicionales son una pérdida de tiempo, pero otros argumentan que la evidencia actual puede ser escasa, la evidencia debe ser evaluada objetivamente mientras se va presentando. Otros (incluyendo una subcultura activa compuesta generalmente por aficionados) continúan investigando y consideran que la existencia del Sasquatch como una posibilidad. Grover S. Krantz, creyente declarado del Sasquatch, fue uno de los miembros más viejos en la comunidad de investigación del mismo. Como profesor de antropología en la Universidad del Estado de Washington, arriesgó la pérdida de su estatus profesional y aguantó la burla pública para documentar científicamente la evidencia del Sasquatch. Los testigos que le han avistado generalmente reportan características similares: Una gran criatura simiesca bípeda normalmente de una altura de 2.1 a 2.7 m (7 a 8 pies) con amplios hombros y estructura robusta. La cabeza es pequeña, puntiaguda y baja; en ocasiones un cresta se reporta en la punta del cráneo. Los ojos son descritos generalmente como pequeños y ocultos bajo una frente pronunciada. a excepción de la cara, manos y pies, un a fina capa de pelo cubre su cuerpo. el color del cabello es normalmente marrón o negro, aunque tiende a ser rojizo, arenizco o con brillos plateados tal y como se reporta ocasionalmente. Las enormes huellas similares a un pie humano le dieron a esta criatura su nombre. El ecologista Robert Michael Pyle las describe: “Las huellas normalmente miden de 38 a 45 centímetros (15 a 18 pulgadas) de largo. Tienen cinco dedos, un músculo boludo doble y un arco escasamente pronunciado”. Aunque Pyle no lo menciona, las huellas más discutidas son mucho más anchas que un pie humano, quizás de 18 o 20 cm (7 u 8 pulgadas) de ancho. Un desagradable y fuerte olor es asociado con Pie grande, descrito como de heces, drenaje, o un acentuado olor del cuerpo humano. Los sonidos que Sasquatch emite, se describen, como un chillido agudo, un agudo silbido, o un grave gruñido, al igual que el Yeti. Por lo que algunos criptozoólogos especulan que puede ser una especie emparentada con el Yeti; la cual pudo haber llegado a América a través del Estrecho de Bering durante la última glaciación, al igual que lo realizado por los ancestros de los pueblos Amerindios, e igualmente por muchos animales. También se cree que puede estar relacionado con la criatura denominada Wendigo. Con respecto a la dieta de Pie Grande, el antropólogo Grover Krantz escribe que “Los tipos de alimento que son consumidos por los Sasquatch son descritas por muchos observadores; pero cuántos de estos informes son exactos es una cuestión de opinión.” También agrega que “A grandes rasgos describiría el Sasquatch como omnívoro. Es principalmente un vegetariano y se puede describir como un carnívoro oportunista” La mayoría de los avistamientos son de noche, lo que lleva a especular que el Sasquatch es una criatura nocturna, algunos testigos reportan algo que Pyle denomina como “brillo rojizo ocular”, este es similar al brillo de reconocidos animales nocturnos. Normalmente son reportados los avistamientos de individuos solitarios; raramente reportan los testigos al Pie Grande en pares o grupos familiares. Son más comúnmente reportados los avistamientos de machos que el de las hembras. Existen convenciones anuales relacionadas a Pie Grande y esta criatura desempeña un papel importante en el turismo en el noroeste de los Estados Unidos, por ejemplo: existe una festividad llamada el “deslumbramiento anual de Sasquatch” (Sasquatch Daze) en Harrison Hot Springs, British Columbia. Napier escribió que “Pie Grande se ha convertido en un gran negocio en algunos partes de Norteamérica... no puede ser considerado simplemente como un fenómeno natural que se pueda estudiar con las técnicas de las ciencias naturales; su influencia ha formado parte del folklore” (citado en Pyle, 160) Con respecto a Sasquatch, el condado de Skamania, en Washington, aprobó una ley en 1969 que dice “cualquier agresión voluntariosa, insensible de tales criaturas será juzgada como un crimen” sujeto a una multa o a encarcelamiento substanciales. El hecho fue que esta legislación (aprobada el 1 de abril) no pasó desapercibida para el público, y Conrad Lundy, comisionado del Condado declaró: “esta no es una broma del día de los inocentes... se tiene razones para creer que tal animal existe.” (citado en Pyle 278). Hunter and Dahinden declaran que “la especulación de autoridades del Condado de Skamania provocaron un mayor interés en Pie Grande, que una distracción”.

Los Encuentros y evidencias

En los Estados Unidos y Canadá, sí se han recogido algunos testimonios dignos de tener en cuenta, a partir del siglo XIX, y más abundantes en las últimas décadas del siglo XX. En 1.977, siete excursionistas se desplazaban a lo largo de un sendero de montaña al norte de la población de Ogden cuando vieron un ser cuya estatura superaba los diez pies, cubierto de pelambre blanco. Paralizados de temor, los humanos pudieron contemplar a la criatura por espacio de veinte minutos. Dos años más tarde, un matrimonio que practicaba la cacería de alces al este de Ogden escuchó sonidos extraños acompañados por un olor nauseabundo: se trataba de un ser peludo y con grandes colmillos que bebía agua en un abrevadero cercano. A pesar de ir bien armados con escopetas de gran calibre y municiones, decidieron que lo más prudente sería retirarse silenciosamente del lugar. Meses después, el piloto de una avioneta se comunicaría con la torre de control para informar que un "enorme ser peludo" estaba caminando lentamente entre las profundas nieves de las montañas Utah... Huellas de 40 y 45 centímetros han sido halladas y estudiadas en varias oca­siones en el valle Bluff Creck, en California del Norte, en distintos lugares de Canadá, en Michigan, cerca de Monroe, en Ontario y en Winsconsin.   Loren Colcman y Mark Hall han propuesto como orígenes una raza humana, que en tiempos remotos compartió las regiones más septentrionales con los esquimales. Eran los “TORNIT”, gigantescos y pesados, lentos de reflejos, poco inteligentes, quienes, según relatos legendarios esquimales, luchaban entre sí y se mataban. Restos de esos “TORNIT” podrían haber quedado diseminados por las montañas del norte, ocultos, respondiendo al comportamiento que se estima como normal, en los grupos pequeños y marginados, que prefieren los luga­res inaccesibles, la vida difícil, y donde nada, ni la posibili­dad de encontrar comida fácilmente, atraiga la atención de los grupos humanos más evolucionados.  Durante los años 1900, el periódico colono de Victoria, British Columbia, publicó varias historias sobre "hombres-mono" en áreas alejadas de los bosques americanos. En los años 20, el maestro de escuela J.W Burns colaborador del British Dr. Grover KrantzColumbia escribió artículos muy detallados en periódicos sobre misteriosas criaturas gigantes y cubiertas de pelo por todo el cuerpo. Pero escritos del Canadá occidental fueron los responsables de popularizar el término "Sasquatch", palabra que venía de Salísh, utilizada por los nativos en su lengua. El sasquatch se conocía en Canadá mucho antes de que los cuentos sobre Bigfoot fueran conocidos en Estados Unidos. Aunque el aumento de interés sobre el Sasquatch se produjo cuando se publicó una fotografía tomada por Eric Shipton de una huella de Yeti. John Green, un editor del periódico British Columbia, comenzó a divulgar los primeros avistamientos de Sasquatch en 1955. John Green entrevisto a un cazador de Sasquatch, William Roe, que afirmó haber tenido un encuentro cercano con una hembra en el año 1955, mientras cazaba en las montañas. "Me vino un pensamiento, si le disparaba, probablemente tendría un espécimen único y de gran interés para los científicos de todo el mundo," Dijo William Roe. "Pero cuando estuve apunto de hacerlo, sentí que lo que tenía delante era un humano, y sabía que nunca me perdonaría si lo mataba"… La publicación de la experiencia de William Roe, hizo que un hombre se animara a contar su propia experiencia, que según él, habría ocurrido unos treinta años antes. Albert Ostman, leñador jubilado de sesenta y cuatro años declaró en 1957 para el British Columbia que no había contado nada desde 1924 por miedo a ser ridiculizado. La historia de Ostman era el informe más dramático hasta el momento. La primera persona secuestrada por unos Sasquatches. Ostman acampó unos días para descansar del viaje, cerca de la isla de Vancouver, allí se encontró con una guía nativa rastreadora que le advirtió sobre la presencia de Sasquatches por la zona. Ostman nunca había oído hablar sobre éstas y no dio importancia a esos cuentos de indios. Pie grande Entonces una noche, se despertó al escuchar un extraño ruido, pero era demasiado tarde y Ostman fue arrastrado por la criatura durante lo que el estimó unas veinticinco millas más o menos y metido en su saco de dormir. Después de unas horas, lo lanzaron a un agujero, allí se encontró con cuatro sasquatches. Ostman los describió como una familia, con un padre y una madre y su par de hijos, un varón y una hembra. Él indicó que el más grande, el varón adulto que lo secuestró, media sobre los tres metros y estaba cubierto de pelo muy oscuro. Los niños aunque más pequeños, seguían siendo enormes, de unos dos metros de alto. Ostman dijo que los Sasquatches hablaron entre ellos con una lengua aparentemente inteligente, y aunque no lo lastimaron ni amenazaron, decidieron que no lo dejarían irse. Su guarida estaba dentro de un pequeño valle entre estrechos acantilados y que el Sasquatch más grande estaba de guardián en el único punto por donde se podía escapar. Ostman sugirió que él pudo haber sido seleccionado como compañero para la joven hembra Lo mantuvieron prisionero durante unos seis días. Durante este tiempo, le dio tiempo a mantener un enlace amistoso con el varón más joven, que se había encariñado con una bonita caja de tabaco. Eso le dio una idea. Ofreció su caja al varón adulto, que impulsivamente vació todo el contenido en su boca. Los efectos del tabaco incapacitaron al Sasquatch grande en poco rato, haciéndole caer al suelo con un malestar abrumador. Ostman no perdió la oportunidad de escaparse. Nunca contó el fantástico cuento a nadie, sólo decidió contarlo cuando el mundo estuvo preparado para escuchar. Los cercanos a Ostman comentaron que era un hombre serio y que lo veían asombrosamente convencido. El secuestro de Ostman de 1924 sigue siendo el relato más elaborado y detallado sobre un contacto de Bigfoot, pero como cualquier Critozoólogo aficionado sabe, está lejos del avistamiento más famoso de la historia. El honor pertenece a la grabación de un Bigfoot en uno de los bosques de California.

En Bluff Creek, en el año 1967, tuvo lugar un encuentro con uno de estos “YETIS” americanos. El protago­nista, Roger Patterson, logró filmar unos metros de película. Era el 20 de octubre, y Patterson iba a caballo explorando un cañón. De pronto, la cabalgadura se asustó y dio con los huesos de su jinete en el suelo. A su izquierda, a unos 40 metros, había un animal de unas extraordinarias proporciones. Su cabeza era muy semejante a la de un ser humano, pero mucho más achatada, con la frente ancha y la nariz grande. Los brazos le llegaban a las rodillas, y tenía el cuerpo cubierto de pelo marrón, de 5 a 10 centímetros de longitud, menos en el rostro. Era una hembra, de enormes y flácidos pechos. Los calcos de las huellas señalaron que los pies medían 45 centímetros de largo, y que el peso del monstruo oscilaba entre los 275 y los 300 kilogramos. Obviamente esta filmacion siempre ha estado en boca de escepticos quienes aseguran es un hombre vestido, la filmacion se presta para cualquier cosa.

Cinco barreneros, en Monte Saint Helens sostuvieron una pelea, en el Estado de Washington, contra un grupo de “BIG-FOOTS” que les atacó, y la agresión que sufrió el conductor de un camión, en las pro­ximidades de Monroe, por parte de otro “YETI” que se acercó al vehículo, e introdujo una de sus extremidades por la ven­tanilla, proporcionándole un tremendo golpe en la cara.

El Yeti

La parte del mundo donde con mayor insistencia se ha ubicado al Yeti es la que cruza la portentosa Cordillera del Himalaya. Resulta ocioso recordar que en ella se encuentran las alturas más sobresalientes de la Tierra. Enormes moles levantan sus cabezas blancas hacia la tersa superficie de un cielo inmensamente azul. Hay picachos afiladísimos al lado de escabrosos roquedales. Y en las alturas medias, amplias manchas verdes de una vegetación enmarañada se alternan con bosques de rododendros y de enebros. En un lugar así, las luces y las sombras pueden producir unos efectos espectaculares sobre la retina del ojo humano. Sherpas y escaladores son famosos por un día, si al regreso de su viaje a las montañas asiáticas, dicen haber visto un “Yeti” o unas huellas enormes, de gigante, grabadas sobre la superficie blanca inmaculada de la nieve virginal que nadie, excepto ese ser monstruoso, pisa en los techos del mundo. En el ramadán (canto épico nacional indú) aparecen ya alusiones a esta criatura, en su libro sexto. Concretamente se refiere a él como "criatura demoníaca que habita en los bosques y montañas". Su denominación es "Raksha" uno de los muchos nombres con los que cuenta el hombre de las nieves. La primera nota de origen occidental data del siglo XII. Un aventurero italiano deja su testimonio escrito después de un viaje a Mongolia, explica que oyó hablar de seres salvajes moradores del desierto de Jungau.

Encuentros increíbles

Un alemán prisionero de los turcos, que viajó cautivo a las montañas del Altai (Próximo Oriente) asegura haber establecido contacto visual con personas salvajes cubiertas de pelo, a excepción de manos y cara, que vivían en aquellos montes y que se alimentaban de sus frutos, hierbas y cuanto encontraban a su paso. Cuenta incluso Odette Tchernine, en su libro "El Yeti" que el abad del Monasterio de Thianngboche - cuyas palabras son traducidas por el "Sherpa Tensing" - refiere que estos seres bajan para procurarse alimentos, y hasta han sido vistos jugando en la nieve cerca del monasterio. El coronel inglés A.I. Waddell, cumpliendo una misión en el Sikkinn, extremo norte de la India, junto a la frontera de Nepal, Tibet y Bhutan afirmó: "tropecé con una gigantesca huella de un pie desnudo impresa en la nieve a una altitud de unos 5000 metros. Correspondía al parecer a un hombre de grandes dimensiones, que sería imposible calzar". Otro inglés el explorador Knignt aportó su información unos años más tarde: "He visto un 'hombre-bestia' a no mas de una treintena de metros. Su estatura era de aproximadamente unos dos metros, espeso bello, formas y andar de humano, con mirada solitaria y triste. El monstruo iba armado de arco y flechas". Tras la visión del Yeti, se achacaron alucinaciones producidas por la altura. El 22 de septiembre de 1921, en el denominado paso Lhakpa-La, a 5812 metros de altitud, una expedición británica, dirigida por Raebrun, pasó la noche bajo este collado. Por la mañana al poco de reiniciar la marcha los 26 porteadores, que acompañaban al equipo, se hincaron de rodillas ante una huella, pronunciando la palabra : "Metch-Kangri" (el inmundo o repugnante hombre de las nieves).

Este hecho llevó al general Bruce, en la segunda expedición al Everest (30 de abril de 1922) a interesarse por el Yeti. La respuesta obtenida fue "Cinco de tales hombres salvajes viven en los glaciares del Rongbuk "(vertiente tibetana del Everest). En 1925 a una altura de 1400 metros, en una zona boscosa de la India, L.H. Holff dijo "Allí estaba. A no más de un metro de mi automóvil. No medía más de un metro de estatura y tenía un color rojizo negruzco. Mi chofer (nepalí), impidió que le disparara". Un año más tarde el alpinista Tombazi, cuando se encontraba en la zona del Kanchenjunga, a 5861 m. explicó "Estaba en el interior de mi tienda y oí gritos de mi guía. Salí y a unos 200 o 300 metros pude apreciar una huella de características humana. Algo más lejos un extraño ser caminaba erguido e inclinándose. Sobre la nieve se destacaba perfectamente un cuerpo oscuro, al parecer desnudo. Observé detenidamente las huellas, que medían entre 15 y 16 centímetros, con dedos muy visibles, así como la parte central del pie". En este mismo año, intrigado por la afirmación de Tombazi, G.A. Combe examinó y midió las extrañas huellas. Su punto de vista fue muy claro: "Se trata de un gorila o un mono". Pranavanando, un sacerdote indú, explicó su encuentro: "Tropecé personalmente con la pista del fantástico habitante de las nieves eternas. Sus huellas medían casi 50 centímetros de longitud, Por fin conocí cual era la pesadilla de la región que tenía atemorizados a los pastores". Según explica John Hunt, jefe de la victoriosa expedición al Everest (1953), el sherpa Tensing, compañero de cordada de Sir Edmund Hillary, estaba convencido de la existencia del mítico ser, cuyas huellas vio en varias ocasiones, aunque el nunca lo reconoció públicamente". "En tres ocasiones me he cruzado con las huellas del Yeti - explicó Nyina, encargado de los asuntos del ministro nepalí Kabschopa. Era en invierno en el monasterio de Dunghkar-Gompa, en el valle del Choumbi. Por la noche, oí los característicos silbidos del hombre salvaje, junto a las gentes del monasterio. Por la mañana, alrededor de la casa aparecieron sus huellas". Por segunda vez recuerda, "recorriendo el camino que une Sikkin con el Tibet, acampé en un alto collado. Una vez más, entrada la noche temblé con el desgarrador silbido. Amaneciendo seguí sus huellas y detrás de una roca saltó el monstruo con apariencia de mono. No demostró tener miedo, pero se alejó". "Siempre durante la noche -refiere Nyina - y en un bosque a unos diez kilómetros del pueblo de Yatung (Tibet) pude escuchar como se aproximaba el ser a nuestro campamento. Encendimos fuego para alejarse, pero antes vi su amplia espalda peluda".

huella encontradaIntegrantes de más de 20 expediciones, de distintos países, al Himalaya y a otros macizos montañosos de Asia y de China, encontraron rastros evidentes del “Yeti”, y algunos incluso pudieron verlo a escasa distancia, de tal modo, que sus descripciones resultan suficientemente completas, como para trazar un retrato robot. De entre los sherpas, raro era el que no lo había visto alguna vez.

En los primeros años de nuestro siglo, Henry Elwes dijo habérselo encontrado de frente. Estaba cubierto de pelo marrón oscuro y era de elevada estatura. A partir de entonces, los encuentros se han ido sucediendo prácticamente sin interrupción, destacando entre otros muchos los relatos que de ellos hicieron Knight, en el año 1913, y Dhyrenfurth, en el año 1963.

Kníght, escalando una cumbre del Himalaya, por encima de los 3.000 metros de altitud, observó a menos de 100 metros a un ser monstruoso, parecido a un gran mono, cubierto de espeso pelo de color rojizo y que caminaba erguido sobre unos pies desmesuradamente grandes y gruesos. Lo más asombroso del relato de Knight es su afir­mación de que aquel ser siniestro, llevaba en la mano un arco y una flecha rudimentarios. Posteriormente, otras expediciones encontraron cobi­jos naturales que estaban habitados, o habían sido visitados, por algún ser inteligente, porque hallaron en su interior utensilios, restos de comida, una especie de camas y otros objetos trabajados.   Por su parte, Dhyrenfurth transmitió las manifestacio­nes de su sherpa, quien se tropezó de súbito, por la noche, con un “Yeti” que estaba pescando ranas con las manos en un riachuelo. El sherpa lo alumbró con su linterna durante varios minutos, y el monstruo permaneció quieto hasta que bruscamente emprendió la huida.

Eric Shipon y Mike Ward, acompañados del sherpa Tennsíng, lograron fotografiar unas huellas muy recientes de “Yeti”, a 6.000 metros de altura, en la cumbre del Menlun Lá. Estas huellas correspondían a unas pisadas de un ser, que había pasado por allí sólo unos minutos antes, por lo que dedu­jeron que su presencia lo puso en fuga. Medían 29 por 14 centímetros. Las siguieron en un trayecto de más de un kilómetro por un glaciar. Las huellas llegaban hasta el borde de una ancha y profunda grieta en el hielo y proseguían su ruta, después del salto, por el otro lado.

Desde que el explorador inglés Erik Ship pusiera sobre el tapete de los estudiosos la primera prueba de la existencia del Yeti, una pisada de 31 centímetros de largo por 18 centímetros de ancho, hallada, según él, entre Nepal y el Tíbet, han sido numerosos los investigadores que han tratado de encontrar más indicios. Analizadas esa huella y otras encontradas sobre la blanda nieve de las alturas, muchos de estos estudiosos han convenido que se trataba más bien de la huella dejada por el animal más grande de la fauna himaláyica, es decir, del oso isabelino. Eso es lo que un explorador tan prestigioso como Ernst Schäfer cree sin tapujos. Incluso sir Edmund Hillary, aventurero, escalador y explorador inglés, el primero que culminó el Everest sin máscara de oxígeno, tan proclive a creer en la existencia del Yeti como un ser muy próximo al género humano, tuvo que sufrir en 1960 la tremenda desilusión de comprobar que el famoso escalpelo atribuido al Yeti que guardaban los lamas en el monasterio tibetano deKhumjung, no era más que un triste, vulgar y descolorido pellejo de cabra. Que el Yeti sea un ser humano es una teoría que no sustenta ningún estudioso del tema por muy imaginativo que sea. Su denominación de "El Abominable Hombre de las Nieves" no intenta, ni mucho menos, trasladar la idea de que se refiera, efectivamente, a un hombre. Más bien hace referencia a su apariencia de homínido. Pero de un homínido no catalogable con ningún otro conocido y tratándose, por lo tanto, de un ser con identidad propia diferenciada. Las huellas encontradas por el ingles Erick Shipton eran anchas, de más de treinta centímetros, profundamente hundidas en la nieve, lo que suponía una gran presión. Las marcas mostraban un dedo del pié bien dibujado opuesto a los demás. El zoólogo Tschernezky, que analizó los moldes obtenidos de estas impresiones, concluyó que pertenecían a "un enorme primate bípedo, probablemente al Gigantopithecus fósil". Otros célebres expertos estimaron que esas pisadas fueron dejadas por una criatura de una especie aún no clasificada. El alpinista español César Pérez de Tudela asegura haberse cruzado con él una noche en las montañas del Himalaya a 4000 o 5000 metros de altitud. Para el escalador español los ojos del Yeti resultaban impactantes, reflejando la luz de la linterna que él portaba en la mano de igual manera a como la reflejaría un espejo. La única prueba que pudo presentar es únicamente su testimonio; porque, según cuenta Pérez de Tudela, el Yeti salió huyendo tan pronto como vislumbró la luz de la linterna. El explorador tirolés Reinhold Messner se pasó 12 largos años buscando al Yeti por el Tíbet oriental. Por fin, en 1997, llega al monasterio Sosar-Gompa. Allí están los Lamas, quienes le muestran lo que para ellos es una momia del Yeti. Messner se espanta: se trata de un ser mitad oso mitad hombre. Messner queda convencido de haber hallado la prueba definitiva del Yeti. En agosto del año 2003 el japonés Yoshiten Takahashi realizó una expedición al Nepal. Como no podía ser menos dada su condición de japonés, dispuso de 15 cámaras estratégicamente distribuidas para captar la fugaz e inaprensible imagen del Yeti con la ayuda de modernos sensores infrarrojos. Pero el Yeti se resiste, oculto tras el velo de lo inaccesible. Tal vez ése sea su mayor encanto.

Extrañas capturas

En 1984 la agencia de noticias France-Press enviada a sus abonados una escueta nota que titulaban: “Una expedición chino-rusa mata a una mujer de las nieves”. El despacho divulgado por la citada agencia decía: "según el 'Beijing-Wanbao" (Pekín Noche, diario sensacionalista) los guardias fronterizos chinos patrullaban en el Tibet y encontraron al 'hombre de las nieves' y lo abatieron después de que éste les arrojara una enorme piedra que pesaba alrededor de 300 kg.” Según los testigos, que 'Pekín Noche' cita 12 años después de producirse, el extraño ser, cuya cabeza parecía la de un mono, era de sexo femenino, medía un metro cincuenta y cuatro centímetros de altura y tenía grandes manos. Los guardas tuvieron que dejar en el lugar el cadáver pues en esa época, la de la revolución cultural, la ciencia no estaba valorada y los soldados no tenían conciencia de la importancia de su descubrimiento. Otra agencia de noticias, en este caso EFE difundió, fechada en Moscú el 11 de julio de 1987 la siguiente información: "El abominable hombre de las nieves, fuente de leyendas en Asia, es -según las declaraciones de varios científicos soviéticos- un ser real que vive en la República centroasiática de Tadzhekistan, en la Cordillera del Pamir”. El diario soviético Komsomolskaya Pradvda publicó las declaraciones de cinco especialistas científicos, que afirman incondicionalmente la existencia de un ser, de dos metros de altura, cubierto con pelo oscuro y de aspecto muy parecido al hombre. A principios de los años veinte, había en las cárceles soviéticas nueve yetis sufriendo condenas, por ser considerados salvajes, que habitan ilegalmente en las montañas de Asia central, aseguró Mijail Trajtenberts, de la academia de ciencias de la URSS. Sin embargo, la ausencia de evidencias tangibles no hace dudar al científico de la existencia real de estos seres, que quizás puedan ser el eslabón perdido de la evolución del mono al hombre. Uno de los últimos encuentros con el yeti en este país se registró en 1983 en Tadzhekistan. El hecho ocurrió cuando tres hombres vieron una sombra oscura, que se bañaba en un lago y pensaron que se trataba de un oso, pero cuando fijaron su atención comprendieron que estaban frente al abominable hombre de las nieves. Tres años después, en le mismo lugar, un grupo de viajeros vio al yeti, a una distancia de 200 metros, que se quedó varios minutos frente a ellos, mientras aprovecharon para fotografiarlo. Estros seres son extremadamente tímidos y sólo se les puede ver con su consentimiento. Tienen una sensibilidad especial para evitar los encuentros con humanos. Antes de la revolución rusa de 1917, un cazador siberiano logró atrapar un ejemplar y comprobó que se alimentaba solo de carne cruda. Trajtenbersdt señaló que actualmente existe un grupo de especialistas preparados para desplazarse en cualquier momento al lugar donde se encuentre un hombre de las nieves, que, según todos los indicios, es inofensivo y pacífico. Dimitri Boianov, jefe del museo de Darwing en Moscú, afirmó que debe existir "el hombre de las nieves, aunque no haya evidencias tangibles, pues igual evolucionaron distintas especies de simios, pudo formarse el yeti”.. Los medios de comunicación soviéticos suelen rechazar temas que carezcan de base científica, como es el caso del fenómeno OVNI, tema que suele aparecer en la prensa con asiduidad. Por este motivo, la publicación del tema de los yetis, junto a las declaraciones de reconocidos expertos soviéticos, concede al fenómeno una importancia real y se espera que la humanidad reconozca algún día su eslabón perdido.

Sobre la criatura

En la lengua de los nativos del Nepal, el idioma llamado “sherpa”, Yeti significa: “esa cosa”. El Yeti nepalés come de todo: musgo, roedores, frutas podridas. Pero según los “sherpas” (también se llaman “sherpas” los escaladores nepaleses que conocen los caminos del Himalaya, la cordillera más grande del mundo), lo que más le gusta al Yeti es la carne de yac. El yac es un mamífero, como una vaca peluda. Dicen los nativos de esas tierras que los gruñidos del Yeti son aterradores, sus dientes espeluznantes y que su cabeza en forma de cono lo vuelve un ser de pesadillas. Pero la verdad es que nadie testimonia haber sido atacado por el Yeti. Muy por el contrario, cada vez que alguien lo ve, el Yeti huye, teme, se esconde. Tiene muy mal olor, pero no mal carácter.

El segundo tipo de Yeti es el thelma, que se parecía a un hombrecito y que corre gritando y recogiendo trozos de madera, y que para algunas personas sería un gibón; y para finalizar, los nepalíes hablan del mih teh, inmensa criatura simiesca cubierta de un pelaje negro salvaje, que se correspondería con lo que popularmente se conoce como el Yeti.huella en la nieve Se describe al Yeti como a un ser que supera los dos metros de altura, muy corpulento y cuyo cuerpo se halla recubierto de una densa pelambrera al estilo de un gorila. Desarrolla una vida nocturna y nadie le atribuye el más mínimo signo de hostilidad frente al hombre, del que huye despavorido y con grandes muestras de alarma. Se desplaza rápidamente por la montaña y por la misma nieve, al amparo de la sombra o de la oscuridad y buscando, como último recurso, el refugio de la vegetación densa y de los bosques de rododendros. Sus huellas se han visto en zonas alejadas de poblados y en unas alturas que rondan los 4000 o incluso los 5000 metros. Resulta, no obstante, curioso que mientras los nativos consideran al Yeti como un componente más de su fauna y admiten la bondad de su carácter, también subsista entre ellos la creencia de que cruzárselo en un camino es signo de mal agüero y que la muerte puede encontrarse al acecho. La ciencia ortodoxa se muestra clara y taxativa: ante la ausencia de pruebas evidentes y contrastadas, el Yeti seguirá ocupando un lugar entre los seres ideados por la credulidad o la imaginación del hombre, como lo fueron en su día, por ejemplo, los Héroes, las Sirenas o el Minotauro para los griegos. Hay un sector de estudiosos, muchos de ellos salidos de las aulas universitarias con títulos como el de zoólogo, que realizan gestos de aproximación hacia el fenómeno del Hombre de las Nieves y tratan de esbozar una explicación. Para estos expertos, el Yeti podría muy bien constituir un eslabón desgajado del proceso de evolución seguido por el Homo Sapiens, ser, en definitiva, un representante del antepasado del hombre, denominado Neanderthal. Para quienes defienden esta tesis resulta hasta cierto punto admisible la posibilidad de que un grupo de neandertales quedasen "atrapados" entre las paredes del Himalaya y "desconectados" del resto de seres semejantes a ellos, sufriendo un evolución diferente o dejándolos anclados 30 millones de años atrás.

Yetis en China y otras latitudes

PEKÍN, China (EFE).- En el centro de China los chinos tienen a su Yeti particular, el "hombre-mono de Shennongjia", un ser visto por cientos de testigos pero jamás fotografiado, ni siquiera por los científicos que intentan descubrir si existe o no desde hace más de 30 años. Desde 1924, año en el que se recoge el primer testimonio, más de 360 personas aseguran haber visto al legendario ser en 110 diferentes lugares de las montañas Shennongjia (provincia de Hubei), y aunque los científicos todavía no han logrado probar su existencia, la larga espera podría acabar este año. Zhang Jixing, jefe del equipo de investigación que lleva a cabo la búsqueda desde hace tres décadas, asegura que 2003 será el histórico momento en el que su equipo confirme, gracias a los restos recogidos desde finales de los años 70, si el hombre-mono de Shennongjia -conocido en China como "Yeren"- existe o no. Los científicos comandados por Zhang han recogido más de 2.000 presuntas huellas de Yeren, junto a pelos rojizos, muestras de sangre y excrementos con los que se espera dilucidar si existe o no el hombre-mono, aparte de saber exactamente si es animal o humano Ya en el 2002, un laboratorio de EEUU estudió algunas muestras, señalando que pertenecían a un animal desconocido hasta entonces, más cercano genéticamente al ser humano que a los primates, y lo que es más extraño, "con características más similares a las de los hombres occidentales que a las de los chinos". En su ensayo "Hombres salvajes del imaginario contemporáneo", el experto Fernando Jorge Soto describe al Yeren como un presunto Gigantopithecus, descrito por los testigos como "un hombre mono velludo, de pelo rojizo, de entre 1,50 y 1,80 metros de altura" y cubierto de pelo por todo el cuerpo excepto en ojos, manos y pies. El Yeren -de "ye", salvaje en chino, y "ren", persona"- anda erguido pero un poco encorvado, y algunos testigos afirman que es capaz de nadar, lo que lo diferenciaría de muchos primates y lo acercaría al hombre. También afirman que sus pies son enormes, lo que lo emparienta a otro hombre mítico, el Pies Grandes o Sasquatch norteamericano Los lugareños de la zona, sobre todo miembros de las etnias miao y tujia, creen que el Yeren -o los Yeren, porque algunos afirman que hay una veintena de ellos- son humanos que han devolucionado hacia los primates. Otros aseguran que el hombre-mono de Shennongjia es un primate que está sufriendo una evolución muy similar a la que el ser humano vivió hace millones de años Todas esas teorías no son tomadas en serio por la comunidad científica, pero sí por los chinos, y muchos son los que en las vacaciones deciden ir a esas montañas para intentar ser los primeros en tomar una foto al Yeren. Los gobernantes de la provincia, por su parte, creen ciegamente en la existencia del ser mítico y hasta han creado una administración especial, la Oficina Provincial para la Búsqueda del Hombre Salvaje.

En realidad, son muchos los pueblos que tienen su "hombre salvaje" particular, desde los citados Yeti y Pies Grandes hasta el Am Fear Liath Mor de Escocia, el Orang Pedek indonesio (según los científicos, un "homo erectus" viviente) o el Yowie australiano, de 2,25 metros. Latinoamérica es un lugar especialmente "abundante" en estos seres, pues casi cada país tiene el suyo propio: está el Shiru de Colombia, el Vasitri venezolano, el Xipe de Nicaragua, el Tarma avistado por los indios en Perú o el Mapinguary del Amazonas. Pero además, el Yeren vive en una zona llena de extraños fenómenos, que dotan el lugar de un halo sobrenatural. En las montañas Shennongjia, por ejemplo, se da la extraña coincidencia de que hay una gran abundancia de animales de color blanco: osos, ciervos, ratas, serpientes y monos albinos pueblan la zona (también se han visto "Yeren" blancos) El árbol más curioso de la zona también es blanco, la davidia o "árbol paloma", que cuando es mecido por el viento parece tener en sus ramas a cientos de esos pájaros. También son muy curiosas las costumbres de los tujia, uno de los pueblos que vive en la zona, ya que para ellos las bodas son tan tristes como los funerales: las mujeres están obligadas a llorar a lágrima viva en la ceremonia, para expresar la tristeza que les causa dejar la infancia y la casa familiar. El mismo nombre de Shennongjia es mágico, ya que proviene de una antigua leyenda China sobre Shennong, el legendario emperador que hace miles de años se dice que inventó la medicina tradicional china. Se dice que el emperador descansaba allí cuando viajaba en busca de las 100 plantas que utilizaba en sus recetas medicinales, por lo que el lugar pasó a ser conocido como "el alto en el camino de Shennong", que es el significado de la palabra china "Shennongjia". Según el folclore de la isla indonesia, los lugareños se refieren a esa criatura como el "Orang Pendec" o "pequeño hombre de los bosques", un ser que, según los exploradores, podría pasar muy pronto del mito a la realidad. Y es que los británicos Andrew Anderson, Adam Davies y Keith Townley, expertos en criptozoología o ciencia de los animales ocultos, han descubierto dos cabellos de color naranja sin parangón en el mundo animal que pueden ser del "Orang Pendec". En principio, el hallazgo tiene que ver con la descripción que los nativos de Sumatra dan del "pequeño hombre de los bosques": una criatura de algo más de metro y medio de altura, con andares muy parecidos a los del ser humano y pelo, precisamente, anaranjado. "Todos los testimonios indican que camina como un hombre. Esto tiene muchas implicaciones antropológicas, dada la gran especulación que existe sobre la evolución del ser humano y podría ser una prueba viva de cómo ha evolucionado el hombre", dijo Davies. El descubrimiento no es broma: el reputado científico australiano Hans Brunner, de la Deakin University de Melburne, está analizando los cabellos y, hasta el momento, no ha encontrado similitud alguna con ninguna especie.

"Por ahora, he deducido que los dos pelos que tenemos son diferentes a los de las especies con las que he establecido comparaciones. Si no aparece nada similar, diría que estamos ante un animal que aún no conocemos" , comentó Brunner. El científico ha contrastado las pruebas aportadas por los exploradores británicos con el cabello de orangutanes, chimpancés, gorilas, osos, el mono de la hoja roja, macacos, tapires y hasta con los humanos pero no ha encontrado parecido alguno. El profesor de zoología y experto en primates de la Universidad de Camberra Colin Groves ha participado en las investigaciones para examinar las fotocopias digitales de unas huellas que Sanderson, Davies y Townley atribuyen al Yeti de Sumatra. Prudente, Groves ha prometido no publicar los resultados de su investigación hasta que Hans Brunner no divulgue sus conclusiones finales, aunque ya ha confirmado a los tres expedicionarios que van a ser "buenas noticias". Si Brunner y sus colegas demuestran finalmente que el Yeti existe, ello reavivará el debate sobre el llamado "eslabón perdido" entre el hombre y los primates. "El mundo científico —aseguró Adam Davies— ha estado esperando los resultados de estas pruebas y esto puede revolucionar a toda nuestra comunidad". La leyenda del "hombre de las nieves" procede de tiempos remotos y ha sido una auténtica obsesión para aventureros y científicos de todo el mundo y de todas las eras. Algunos de esos intrépidos "busca-Yetis" han perecido en el intento: el último fue el zoólogo español Jordi Magraner, de 35 años, asesinado el pasado agosto en Pakistán, al parecer por un criminal o criminales que quisieron robarle.

Apasionado por la criptozoología, el experto español había recaudado dinero y material para buscar en el noroeste paquistaní los vestigios del "hombre de las nieves", llamado "Barmanu" en esa región. A Jordi Magraner, la obsesión por el Yeti le costó la vida. Después de doce años dedicado al estudio del hombre salvaje del Norte del Pakistán (Yeti) ocn el objetivo de demostrar que descendía del hombre de Neandertal, el catalán afincado en Francia Jordi Magraner, era asesinado el 2 de agosto de 2002, junto a su joven ayudante de 12 años de edad, en su casa en la región paquistaní de Chitral. Un corte en el cuelo realizado por alguien que se dio a la fuga y que nunca se supo quien fue acabó con la vida del paleontólogo cuyo cuerpo por deseo expreso de los nativos, reposa en la tierra en la que vivió los últimos años de su vida entregado a su pasión. Su cuerpo lo encontró un amigo que alertó a la policía y a los familiares del científico. Los intentos de sus familiares, que, con autorización oficial fueron en busca del cuerpo del finado, fueron inútiles ya que del Valle de Chitral no se permitió que salieran ni los restos ni su trabajo. Magraner era considerado entre los nativos como un dios. Adscrito al Museo de Historia natural de Paris Magraner se había convertido en un científico destacado. Magraner estaba convencido de que “Un estudio sistemático conducido de una manera rigurosa podía permitir inferencias científicas sobre los homidios desconocidos” Según Magraner en 1958 la antigua URSS hizo un informe de unas 400 páginas titulado ·Situación actual referente a homidios”, escrito por una comisión soviética para el “estudio del hombre de las nieves”. La investigación dirigida por Porchnev, a la que se dedicaron una importante cantidad de científicos y medios la suspendió el Presidium en 1959 Entrevisto de una forma muy científica a los habitantes de los valles que le indicaron alguna de las características del enigmático ser.  En sus investigaciones, para las que logró por su prestigio financiación de diversos centros científicos ,del denominado Barmanu, Magraner llegó a encontrar huellas y en compañía de otros europeos entre ellos el Dr. Anne Mallasseand pudo oír sonidos guturales inusuales achacables al Barmanu. Magraner realizó una ponencia basada en los resultados de su expedición en el norte del Pakistán entre 1987 y 1990 , y un estudio científico hecho sobre el terreno en 1991.

Difícilmente toda esta evidencia, algunas veces circunstancial, otras tantas fisica; debe pasar de lado. Mas bien debe motivar el estudio serio y austero de estas criaturas, aunque la comunidad cientifica mundial aun ni se acerque al interes minimo del mismo. Dejamos el beneficio de la duda al amable lector de este articulo.

 Enlaces y fuentes:

http://es.wikipedia.org

www.tinet.org

www.pasarmiedo.com

www.portalmundos.com

www.balmat.es

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