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Los testigos y el sentido común

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“Luego Moisés subió con Aarón, Nadab, Abihú y setenta de los ancianos de Israel, y contemplaron al Dios de Israel: bajo sus pies había como un pavimento de baldosa de zafiro y semejante en claridad al cielo.(Éxodo 24, 9)”

 

 “Yo  me volví para ver la voz aquella que hablaba conmigo. Y al volverme  vi siete candelabros de oro, y en medio de los candelabros alguien parecido a un hijo de hombre, revestido de larga túnica y ceñido con un cinturón de oro a la altura del pecho; su cabeza y cabellos, blancos como la lana blanca , como nieve ; sus ojos, como llama de fuego; sus pies, parecidos a bronce bruñido, como en la forja, incandescente”...  (Apocalipsis 1,12-15)

Como hemos visto en los antecedentes históricos del fenómeno ovni, la observación de extrañas luces u objetos en el cielo, descartando toda clase de fenómenos atmosféricos, climáticos, cósmicos o errores de mala interpretación en la observación, es tan antigua como la humanidad.

 También recordemos que los casos durante la primera y segunda guerra, se cuentan por decenas, y en ellas intervinieron no sólo cantidad de soldados, sino también oficiales de alta graduación. Y aunque descartemos una buena cantidad de estos avistamientos, ante la posibilidad de que hayan sido armas secretas mal interpretadas o simplemente definidas como ovnis, nos quedan una muy buena cantidad de observaciones sin explicación lógica alguna.

El fenómeno ovni ha venido aumentando  en cantidad de observaciones, como en la calidad y capacidad de capturar las imágenes de las mismas, gracias al video personal. Pero son los testigos calificados, quienes con su capacidad, prestigio y trayectoria personal avalan la seriedad de los casos. Podríamos citar innumerables casos, pero para muestra basta un botón.

En junio de 1947 un serio y experimentado piloto civil y hombre de negocios muy conocido, Kenneth Arnold, avistó nueve objetos voladores  sobre el monte Rainier en el estado de Washington. Sus observaciones fueron refrendadas por multitud de testigos, entre quienes se contaban policías y bomberos en por lo menos cuatro estados de la Unión Americana. Arnold tenía más que perder que ganar contando su experiencia a la prensa, sin embargo lo hizo.

En julio de ese mismo año, el mayor de inteligencia Jesse Marcel, el Comandante William Blanchard, y el teniente de relaciones públicas Walter Haulth, todos ellos de la Base Aérea de Roswell (Nuevo México), se vieron involucrados en el rescate de un ovni, al que ellos mismos calificaron y definieron ante la prensa como una nave espacial extraterrestre. Posteriormente se añadirían más de trescientos cincuenta testigos, entre ellos el forense de la localidad de Roswell, Dr. Glen Dennis.

En enero de 1948, el capitán Thomas Mantell en su avión acompañado de una escuadrilla de cazas, los radares de la base Godman y personal de tierra, todos fueron testigos al mediodía de la aparición y persecución de un ovni.

En julio de 1950, Daniel Fry (ver articulo en esta web)experto en proyectiles intercontinentales de la Base Aérea de White Sands (Nuevo México), tuvo un encuentro cercano del tercer tipo con un ovni, llegando a entablar contacto directo con los tripulantes.

En agosto de 1951 cuatro profesores de la Universidad Técnica  de Texas, entre ellos el Director del departamento  de Ingeniería técnica del petróleo W.L. Duccker; y A.G. Bert, profesor de ingeniería química, observaron sobre la ciudad de Lubbock, una formación de luces brillantes en semicírculo volando a gran velocidad. Esto se repitió durante tres semanas (unas quince o treinta luces).

En julio de 1952 los ovnis durante tres días estuvieron paseándose en escuadrillas completas  encima de los edificios públicos de la capital norteamericana, apareciendo en las pantallas de radar de los aeropuertos, fueron observados y perseguidos por los aviones jet cazas y ante la vista de todo el mundo. Finalmente el General John Samford se presentó ante cientos de periodistas declarando que  los ecos del radar podían haber sido un fenómeno de inversión térmica.

En mayo de 1952  fotógrafos de la importante revista brasileña O Cruzeiro fotografiaron un espectacular ovni en la zona de Barra de Tijuca, cerca de Rio de Janeiro. Según la Fuerza Aérea Brasileña el objeto es real y evidente.

En enero de 1958 desde el buque escuela del Instituto Hidrográfico de la Marina brasileña, Almirante Saldanha, el fotógrafo Almiro Barauna especialista en tomas submarinas, pudo fotografiar lo que todo el personal del barco estaba contemplando que sobrevolaba la Isla Trinidad, era un disco volador.

En julio de 1959 el sacerdote australiano William B. Gill y treinta y ocho estudiantes avistaron  en la misión de Boinai, en Papua (Nueva Guinea), un objeto circular, con una cúpula en la parte superior, que descendió a una altura de unos 100 mts., y en el cual se veían a cuatro tripulantes.

En agosto de 1961 el Mayor German Titov, a bordo de la cápsula Vostok 2, avistó varias extrañas luces, logrando fotografiar seis de ellas.

En mayo de 1962 el astronauta norteamericano Malcom Scott Carpenter en la nave Aurora 7, del proyecto Mercury, logró avistar y fotografiar durante la órbita, un objeto alargado que soltaba otros más pequeños.

También en mayo de 1962 el Mayor de la Fuerza Aérea Joseph Walker pudo filmar  desde el avión experimental X-15, varios ovnis que lo acompañaron durante uno de sus vuelos.

En 1963 el astronauta Gordon Cooper  desde la nave espacial Faith 7, captó a bordo extrañas interferencias, con recepciones de idiomas extraños. El mensaje no pudo ser traducido, por lo menos oficialmente. Y durante la órbita 15 logró divisar  una extraña luz verde (como un disco) con cola rojiza que volaba en sentido contrario.

En junio de 1963, mientras orbitaban la tierra las naves rusas Vostok 5 y 6, los astronautas Valeri Bikowski y  Valentina Tereshkova (la primera mujer astronauta), comunicaron al centro de control que estaban observando un ovni, que les estaba adelantando en la orbita.

En abril de 1964 el agente de policía Lonnie Zamora, quien se hallaba patrullando la localidad de Socorro (Nuevo México), escuchó un estruendo le llevó a desviarse de la carretera, y llegó al lugar donde un objeto había aterrizado. Era brillante y estaba perpendicular sobre el suelo, y de su interior vio bajar a dos personas de baja estatura con trajes como  los mecánicos, pero blancos. Cuando el objeto se marchó dejó sendas huellas y una humareda que pudo contemplar el sargento Chávez, el superior de Zamora.  

En septiembre de 1964, el teniente Robert Jacobs de la Fuerza Aérea de los Estados Unidos en la base Vandenburg (California), contempló y filmó junto con su personal, como un ovni destruía el cono atómico  de fogueo de un misil estadounidense.

El año de 1965 fue pródigo en observaciones ovnis durante vuelos espaciales, así lo atestiguan los astronautas: Ed White, James McDivitt, James Lowell y Frank Borman.

En agosto de 1965, Rex Heflin, inspector de carreteras quien circulaba cerca de la autopista de Santa Ana (California), logró fotografiar un objeto que a plena luz del día se balanceaba sobre la autovía.

En 1965 Colman Von Keviczy ex técnico fotográfico del Servicio de Información de la ONU, presentó una serie de iniciativas al Secretario General  para  crear una comisión de investigación  del fenómeno ovni. Las cuales fueron rechazadas. También el físico atmosférico James McDonald (quien apareció muerto tiempo después, afirmándose que se había suicidado), insistió al Secretario General sobre la necesidad de investigar abiertamente.

En mayo de 1968 el padre dominico Antonio Felices desde Valladolid (España) logró observar a plena luz del día con su telescopio y a simple vista junto con otros clérigos, la aparición de un objeto triangular que se calculo medía mil metros, y tenía en la base una panza. El ovni fue observado también por los astrónomos del observatorio local.

En julio de 1969, los astronautas del Apolo XI, Neil Amstrong, Edwin Aldrin, y Michael Collins fueron testigos de la presencia de ovnis en la órbita lunar y en el suelo del satélite.(ver articulo en esta web)

En setiembre de 1973, el gobernador de Georgia y futuro presidente de los Estados Unidos Jimmy Carter, reportó haber visto junto con otras doce personas del Club de Leones de Leary, un objeto luminoso del porte de la Luna cuando la vemos en el horizonte. El objeto llegó a acercarse a una distancia de unos cien metros., y luego desapareció.

En septiembre de 1974, el periodista navarro Juan José Benítez de la agencia EFE de noticias de España, asistió al desierto de Chilca en compañía de un grupo de jóvenes peruanos que afirmaban venir manteniendo contacto con extraterrestres. El hombre de prensa pudo comprobar la aparición en el cielo de dos ovnis haciendo evoluciones en el aire, tal como los supuestos mensajes así lo decían.

En 1977 el primer ministro de la isla caribeña de Granada, Eric Gairy (asesinado durante la invasión norteamericana a la isla), promovió la creación de un organismo de la ONU para la investigación  de los ovnis. Estas propuestas y otros similares siempre fueron bloqueadas por el Gobierno de los Estados Unidos, quien presionaba muy fuerte dentro de la ONU.

En abril de 1977, un cabo de ejército chileno Armando Valdés junto con un grupo de soldados vieron descender una luz intensa en unos cerros de la zona de Putre en Arica (Chile). El cabo Valdez pidió que lo cubrieran, y llegó a penetrar en el interior de la luz, de la cual salió quince minutos después con la barba crecida de varios días, y el reloj adelantado en el fechador en cinco días.

En diciembre de 1978 el periodista Quentyn Fogarty, reportero de la Televisión Australiana, junto con otros pasajeros del avión en que se hallaban fueron testigos, de la aparición de un ovni, el mismo que fue filmado.

En marzo de 1989, cuarenta periodistas de ocho países fueron convocados por el grupo de contacto extraterrestre de la Misión Rama, al desierto de Chilca en el Perú, para ser testigos de un encuentro programado previa cita. A las 21 horas del día 26, el objeto apareció a una altura de ochenta metros, siendo contemplado, filmado y fotografiado por periodistas como Leticia Callava del Canal 51 Telemundo de Miami, Beatriz Parga del Miami Herald. Hugo Chávez de Color Visión de la República Dominicana, José Gray de Canal 23 Univisión de Miami, Edilberto Alvarado del Diario Expreso de Lima, Rolando Veras de Canal 2 de Buenos Aires, Argentina, entre otros.

En febrero de 1996, durante un encuentro de meditación en la Playa de Chilca (Lima-Perú) convocado por la Misión Rama, el periodista uruguayo A. Marchant del programa de radio “Musicalísimo” de Montevideo, tuvo de madrugada un encuentro del tercer tipo con un ser de más de dos metros de altura.

En 1996 Nick Poper, ex portavoz del Ministerio de Defensa Británico, condujo una investigación sobre la posible realidad del fenómeno ovni, llegando a la conclusión de que es de origen extraterrestre.

En agosto de 1997 en la playa Paraíso, kilómetro 139 de la carretera Panamericana norte (Perú), periodistas como Rosario Abraham del Diario Expreso de Lima, Alicia Escribano O´Connor del diario La Nación de Buenos Aires, Cecilia Novoa del diario Hoy de Quito , Eulalia Madriguera de Televisión de Conecticut en los Estados Unidos, y muchos más, fueron nuevamente convocados por el grupo de contacto de Misión Rama para un encuentro con extraterrestres, el cual no se limitó a meros avistamientos, sino a experiencias muchos más directas conocidas como “pasos interdimensionales”.

A todos estos casos seleccionados de los innumerables que hay, habría que añadir todas las observaciones y seguimientos que han hecho pilotos civiles y militares, radaristas, científicos en observatorios astronómicos, etc.,  y que suelen comentarlos con discreción por el temor al descrédito o a la censura.

Como conclusión podemos decir que el fenómeno ovni cuenta con tal volumen de observaciones por parte de testigos calificados, descartándose toda posibilidad de fraude, engaño, mala intención, error o confusión, que aunque los gobiernos de las grandes potencias, por intereses creados, no lo quieran admitir, constituye en sí el problema número uno de la ciencia moderna.  Y por una cuestión de sentido común, no podemos pensar de que hay tras de todo ello una conspiración del público , dispuesta a mentir a toda costa para poner porque sí  en peligro el orden establecido o la civilización, sino que mas bien hay una apertura inteligente y entusiasta hacia esa otra realidad que supone el encuentro con otras civilizaciones. Nadie es dueño de la verdad, y ya la ciencia ha demostrado a lo largo de la historia su provincianismo, y a veces un peligroso dogmatismo.