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Persecución oficial de OVNIs en Costa Rica-abril de 1992

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En San José, Costa Rica, varias radiopatrullas siguieron una flotilla de Objetos Voladores No Identificados

 Uno de los incidentes oficiales más memorables de la casuística tica, quedó indeleble en la memoria de oficiales de la policía y los vecinos de varias comunidades. Iluminaron sus cielos y los de los lugares vecinos, durante la medianoche del miércoles 1 de abril de 1992. 

Al parecer, los navíos provenían de una enorme rnáquina celeste presuntamente conocida como nave nodriza, según se informó al periodista Hugo Araya, del periódico Diario Extra, en un artículo publicado unos días después del incidente.
Los patrulleros afirmaron que, conforme los OVNls se desplazaban a unos 4 mil pies de altura, destellaban incandescentes luces de varios colores, tan fuertes que cegaban la vista de los polidas y noctámbulos que se atrevían a levantar la vista para observar los platívolos.
Tan extraordinarios como inusitados hechos fueron notificados esa misma noche a Radioperiódicos Reloj y a la Central de Radiopatrullas.
La primera recibió 11 llamadas de particulares, mientras que la corporación policiaca obtuvo el reporte de 80 radio- patrulleros en 40 unidades, sin contar otro tanto de personas que realizaban servicios de operación y vigilancia en la gran área metropolitana, coincidiendo todos los testigos que a su vez se encontraban en diversos puntos de la ciudad.
Entre los testimonios expuestos como emocionantes experiencias, figuran dos de quienes confesaron haber vivido algo tan extraordinario que jamás podrán olvidar. Se trata del supervisor teniente Carlos Luis Morales Arias, con 34 años de servicio en la policía, y el mayor Roberto Guevara.
El primer informante dijo que en el momento del avistamiento se hallaba al filo de la una de la madrugada, en servicio en San Ramón de Tres Ríos, cuando a unos 600 metros adelante de donde él se encontraba y a una altura considerable que no supo calcular, observó un enorme aparato metálico, redondo y de dos niveles que permanecía flotando en un solo punto.
El teniente Morales no sólo describió al periódico lo que miró —continuó en su relato el periodista Araya—, sino que hizo una ilustración que posteriormente el dibujante del Diario Extra, Carlos Kidd, mejoró sin apartarse del apunte hecho por el referido supervisor.
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El objeto era redondo y dentro, en el centro, se apreciaba otro más pequeño. El primer nivel, correspondiente al vehículo más grande, estaba bordeado de luces sumamente potentes; mientras que el segundo nivel (el platillo de menor tamaño, pero de mayor altura) tenía ventanas y en la cima de una torre guardaba un potente reflector que giraba sobre sí mismo.El teniente Morales Arias, como señaló el redactor del diario, es el costarricense que ha tenido “la histórica fortuna de haber observado no un círculo luminoso, como la mayoría ha podido captar, sino la experiencia de notar la conformación del objeto volador” que explicó de la siguiente manera:
“era un aparato enorme. Tenía de alto no menos de 20 metros y 25 de diámetro, de color plomo. Era redondo, de dos niveles, sumamente brillante cuando se encendía, que lo hacia de forma intermitente, y cuando apagaba sus reflectores (o luces) externos quedaban encendidas las ventanillas, lo cual permitía disfrutarla mejor; es decir, en todas sus formas”.
Y hubo algo más que aumentó la importancia de la aparición en el cielo de San José convirtiéndola en ese tiempo, en el mejor relato hecho inclusive a nivel oficial. Esto fue que de acuerdo al testigo: “el gigantesco plato era como una nave nodriza ya que de ella salieron y entraron en repetidas ocasiones otros vehículos voladores, desde luego más pequeños”.
Por su parte, el otro testigo, que fue el mayor Guevara, sostuvo que en el momento del avistamiento se encontraba estacionado por las cercanías del Aeropuerto Tobías Bolaños cuando observó que se habían apagado las luces de las casas y las calles, a lo que en principio no le concedió gran importancia.
“Sin embargo, algo llamó mi atención que, no sé por qué, me obligó a alzar la vista y cuando la enfoqué hacia el cielo, me sorprendió avistar una especie de enorme foco colgado en el espacio que, por lejos que estuviera, se veía grandísimo y del cual salían luces de colores pero sumamente fuertes. De repente descubrí que se le aproximó el segundo objeto de iguales características.”
“Los dos empezaron a desplazarse con dirección hacia nosotros, desde luego a considerable altura, pero aquí ocurrió el incidente que menos me gustó: conforme iba pasando sobre nosotros, quienes estábamos en la unidad 204 vivimos un hecho más increíble, pués apagó los faros del vehículo policíaco y después el equipo de comuncación dejó de trabajar para finalmente suceder lo mismo con el motor de la patrulla... Luego ya no vimos dos objetos voladores sino tres que irradiaban potentes luces de color rojo, azul y un blanco tan intenso que irritaba la vista, por distante que esas cosas estuvieran.”
“Me salí de la radiopatrulla y corrí hasta un teléfono público, y llamé a la base solicitando ayuda. Al poco tiempo me llegaron dos unidades más. Para entonces ya el motor de mi auto había vuelto a funcionar. Por esto, al observar que los tres OVNls se dirigían al Aeropuerto Tobías Bolaños decidimos seguirlos, sólo que no aterrizaron sino que en un santiamén se perdieron en la noche”.
Para concluir, cabe indicar que amén de los policías, otro grupo reportó el suceso ovnístico:
muchos noctámbulos josefinos asustados que vieron iluminarse la ciudad, a la par que varios taxistas, se reunieron y detuvieron la marcha de sus vehículos para contemplar el apasionante fenómeno celeste.

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