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Caso: Mel Noel

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(Año 1.953)

El Giornale del Misterio del mes de Enero de 1.975 nos cuenta una alucinante historia de un oficial piloto de la Fuerza Aérea Americana, llamado Mel Noel.

 Después de haber callado por muchos años dado que fue obligado al silencio por sus superiores, Noel se ha decidido finalmente a contar sus personales experiencias. Mel Noel no ha buscado ni desea publicidad y no ha recibido ninguna ganancia material por sus manifestaciones. Noel es conocido en su ambiente como persona honesta y digna de estima. Asegura que el contenido de su informe responde plenamente a la verdad y afirma estar decidido a hablar por exigencias de romper, de una vez por todas, la barrera del silencio que la autoridad guarda celosamente en torno al tema UFO. He aquí el informe.

Sucede en 1.953 y en los primeros meses de 1.954. Ninguno de nosotros había tomado parte directa en la guerra de Corea porque todavía frecuentábamos la Escuela de Vuelo.

Habíamos sido asignados a una escuadrilla aérea situada en una región occidental de los E.E.U.U. Poco tiempo después. tres de nosotros fuímos elegidos y se nos dijo que debíamos participar en una misión. Se nos afirmó que estaba en juego la seguridad del Estado. Nunca supimos por qué la elección había caído sobre nosotros. Se nos había dicho que la misión tenía que ver con los Ufos. Se nos hizo también saber que todo aquello que nos ocurriera en el curso de la misión, era estrictamente secreto y que no podíamos hablar ni con los amigos ni con los familiares, ni siquiera con los otros oficiales; ni tampoco entre nosotros mismos. Nos dijeron: ¡Haced vuestro informe y después olvidad cualquier recuerdo de la mente, haceros la idea de que nada sucedió!.

Por muchas horas seguidas se nos mostró films tomados por aviones militares. Se nos enseñó centenares de fotografias de UFOS, muchos de estos documentos prove­nían de los archivos gubernativos y otros habían sido confiscados a civiles.

Recibímos instrucciones para específicas maniobras de vuelo y se nos aseguró que todas las armas de nuestro Jet F‑86‑A habían sido sustituídas por aparatos fotográficos y cinematográficos, y por películas infrarrojas.

Cuando fiu'mos instruidos suficientemente sobre la misión, nos pusieron a las órdenes de un Coronel que no hacía parte de nuestra escuadrilla, había venido directamente desde Washington. Durante todo el tiempo él fue nuestro inmediato superior y enseguida se hizo un buen amigo y confidente. Cuando estábamos en misión tenía un comportamiento militar; no hablaba nunca de argumentos persona­les, sociales o de actualidad; pensaba sólo en el silencio.

Antes del inicio de la misión, nosotros estábamos convencidos de que no sucedería nada especial y aunque sabíamos que nuestro trabajo tenía que ver con los UFOS, no pensábamos encontrarnos con ninguno. ¡Y mucho menos escucharlos!.

Los primeros vuelos los hicimos para orientarnos con las más diversas situaciones climáticas. Volamos en estrecha formación a cerca de 38.000 pies de altura sobre la región de Rocky Mountains de Idaho, en Utah y también más al norte.

Cuando tuvimos el primer avistamiento, el Teniente X anunció: Bogeys, son las nueve horas, nuestra misma altura. La palabra Bogeys hace parte de una particular terminología del Air Force. Significa objeto volante desconocido; cualquier cosa que no es nuestra y que la vemos junto a nosotros. De esto éramos todos conscientes.

Eran 16 objetos en perfecta formación en V, volaban cerca de nosotros a la misma velocidad; era de 680 nudos (1 nudo = 1.85 Km/h). A esta velocidad era posible distinguirlos relativamente bien. Notábamos que estaban rodeados de un aura, como si fuese una iluminación tenue parecida al neón.

Mi impresión. Estaba bastante confuso, no sabía lo que estaba pasando. Nunca antes había visto ningún objeto semejante. No hablamos después de volar juntos un rato.

Nos acercamos. pero obedeciendo la orden de mantener una cierta distancia. Sabíamos bien qué les había sucedido a los aviones que se habían acercado mucho y no teníamos ningún deseo de acabar como ellos.

Los objetos rompieron la formación y se hicieron cuatro grupos de cuatro objetos cada uno. Después de un minuto rompieron también esta formación y nos enseñaron maniobras que son absolutamente imposibles para nuestros aviones; se paraban de repente a velocidades no inferiores a 3.000 millas y así como se apaga una luz. Después arrancaban de la misma forma. Cuando se paraban podíamos distinguir bien los contornos. Tenían un diámetro de 150/180 pies y una altura en su centro de 20 a30 pies. Cuando aceleraban el color del aura cambiaba como el espectro.No sentíamos ningún ruido.

Todas las maniobras duraron 8 minutos y después los UFOS desaparecieron en la misma forma que habían aparecido. Nada más aterrizar se nos volvió a recordar el mantener silencio sobre cuanto habíamos visto. Hicimos nuestro informe. Nunca supimos si las cámaras fotográficas a bordo de nuestros aviones habían tomado fotos, dado que las películas fueron recogidas apenas habíamos aterrizado. Tampoco supimos donde habían sido llevadas.

Volamos durante algún tiempo sin tener ningún avistamiento. Luego vimos los UFOS por segunda vez y eran 5 y también esta vez fue el Teniente X el que los vió primero. Todo se desarrollo como la primera vez, pero estaban allí y se movían oscilando de arriba a abajo. Las leyes fisicas que habíamos estudiado en la escuela nada tenían que ver con sus maniobras.

En el tercer avistamiento se nos ordenó cambiarla frecuencia de nuestros aparatos de radio. Esta orden se nos trasmitió en código, en una forma que nosotros llamamos código alfabético al revés. Tardé 20 o 25 segundos para encontrar la frecuencia.

Cuando finalmente la encontré, oí una voz que hablaba y no era la mía ni ninguna de las otra tres de la escuadrilla. Esta voz respondería a algunas preguntas.

Debo precisar que ni yo ni los otros tres pilotos hicimos ninguna pregunta, y aún así la calidad de la transmisión era tan perfecta como si utilizáramos las radios de la Base. La comunicación era clarísima, la pronunciación y la utilización de las vocales, excelente, sólo que las palabras eran pronunciadas muy lentamente. Más tarde el Coronel dijo que había sido él a preguntar. Dijo: No he formulado preguntas con la voz, las he pensado simplemente y ellos no han respondido a todas las preguntas, sólo a un par de ellas. Dijo también que la primera pregunta fue:

¿Creéis en Dios?...

Había preguntado esto porque si se trataba de criaturas inteligentes creyentes en Dios se podía presumir que no tenían intenciones hostiles. La respuesta la habíamos escuchado todos:

Vosotros debéis aprender y aceptar que hay más de 150 billones de Universo.

La otra pregunta había sido la siguiente:

¿De donde Venis?...

La respuesta había sido ésta: Nuestras escuadrillas están compuestas por individuos provenientes de los planetas que vosotros llamáis Venus, Júpiter, Mercurio, Marte, Saturno.

El resultado de esta aventura fue que cuando aterrizamos no nos teníamos en pie. Estábamos literalmente destruídos, no nos encontrábamos preparados para lo que había sucedido, deseábamos sólo no seguir formando parte de la misión y marchar­nos, y así lo dijimos claramente. Se nos facilitaron tranquilizantes y seguido el Coronel nos dijo: No habléis a ninguno de esta comunicación. Decid sólo que hemos visto los UFOS, pero no hablad del tema de la radio.

El siguiente día fuimos relevados de la misión especial y nos llevaron al servicio regular. Pero era un problema el vivir después de haber pasado aquella experiencia. Yo he hablado con veteranos de guerra, he visto las consecuencias psicológicas del combate cuerpo a cuerpo. Es la misma cosa, se juzga a la humanidad, se juzga el propio modo de pensar, el mundo etc...y se pregunta uno cómo se puede conciliar esta experiencia con mi vida, con mi habitual forma de vida.

Pero ésta es tan sólo la primera parte de la historia.

Dos meses después el Coronel me telefoneó y me dijo: Venga a mi casa, quisiera hablarle. Fui contento porque esperaba que un coloquio con él me ayudaría.

Cuando llegué vi a los otros dos pilotos, habían ya llegado. El Coronel estaba nervioso, caminaba de arriba para abajo y al final nos dice: yo deseo hablar con alguien, debo decir lo que sucede. Lo escuchaba conteniendo la respiración, yo debo tomar una decisión. Continuó Pero tengo la necesidad de hablar con alguno que me pueda entender. Cree que solo vosotros estáis en grado de comprender. Yo he descubierto la verdad. Calló un momento y después continuó: yo soy a pesar de todo un oficial de este país, hago parte de la Fuerza Aérea y tengo deberes y responsabi­lidades. Y la verdad que he descubierto no se concilia con todo esto. Debo tomar una decisión. No sé que hacer, pero ciertamente ellos no hacen saber nada de cuanto ha de suceder. Dudó un poco y luego concluyó: Esto es cuanto puedo deciros, nos veremos pronto.

Nos telefoneó después de un par de semanas: Venid tengo algo que deciros. Aquella comunicación no fue la primera; es la primera que junto a mí había alguno más. Después nos contó alguna cosa de su experiencia y no creo que nos haya dicho ni una décima parte de cuanto sabía, pero aún así para nosotros era mucho. Nos dijo también que los discos no pueden volar de un planeta a otro. Las naves madres sirven para el transporte interplanetario de estos discos. Ellos provienen de diversos planetas incluso fuera de nuestro sistema solar.

Durante un vuelo hacia Luke. Base Aérea de Phoenix (Arizona) había hablado por primera vez con los pilotos de estas naves. Ellos le habían informado que habían organizado un encuentro a bordo de un UFO. A 18 Kms. de Phoenix, el Coronel había entrado en un disco de 150 pies de diámetro que se encontraba en un rincón solitario del campo, apoyándose sobre tres soportes.

Después el Coronel nos ensenó un pequeño disco metálico. Le había sido dicho que retuviera el disco con las manos en el estómago para no sufrir daños en la entrada del campo de fuerza del UFO. A bordo le fue presentado un Maestro y había comenzado a hacerle preguntas sobre el porqué se encontraba allí y sobre lo que se esperaba del futuro. Me dijeron, contó el Coronel, que eran responsables de este planeta que un futuro no se encontraría en condiciones favorables. Nuestro planeta es considerado como un purgatorio donde vienen encarnados quienes tienen proble­mas de fondo por resolver. Ellos me explicaron qué era la reencarnación.

El Maestro hizo una serie de previsiones, incluso sobre el futuro de California. Ellos me anunciaron el inicio de una nueva Era cuyo influjo se estaba ya notando pero que se sentirá plenamente hacia el año 2.000. Como preparación deseamos hacer numerosos cambios políticos, revoluciones religiosas y sociales. Los habitantes de la Tierra producen vibraciones de tipo permanentemente negativas. Nuestro mundo es materialista y no cree mas en lo que ve. Los hombres prefieren cosas tangibles, pero debemos aceptar que no poseemos nada, ni siquiera a nuestros propios hijos.

El Coronel dijo después que nosotros los hombres habíamos recibido en cierta medida una licencia para gobernarnos solos. No sabía quién había concedido tal licencia, pero éramos libres de utilizarla tierra, el agua, el aire. No teníamos tasa que pagar por este uso sino cumplir lo que ordenaba la Ley Universal de Causa‑Efecto.

El Coronel había pedido explicaciones a propósito de lo que nosotros llamamos Karma. El Maestro había dicho: La reencarnación es simple, como la escuela elemental; se va por primera vez y se aprende lo que es necesario, al final de año se afronta el examen y se es admitido en la clase siguiente que abre mayores posibili­dades de enseñanza. Segundo, se suspende y se debe repetir clase. Tercero, se está en el curso todo el año y se retira uno justo al examen; en este caso, se debe estar por centenares de años, quizá miles, fuera de la escuela antes de coger el nivel de conciencia que consiste en afrontar la prueba.

El Maestro había dicho también: Los niños son vuestra única esperanza. A los cuatro años los habéis ya influenciado con vuestros Perjuicios, desconfianza, odio, egoísmo hasta el punto de encontrarse ya en el camino equivocado. Nosotros comenzamos ya educar a los niños a los 3 meses de edad. A los 15 años ya son campeones de la telepatía. Esto es concluyó el Coronel ahora sabéis todo, podéis hacer lo que queráis, aceptarlo o no aceptarlo.

En 1.957 nos separaron y no retorné a Connecticut. Dos anos después recibí un telegrama del Coronel; estaba en el aeropuerto de White Plants y me daba su número de teléfono. Lo llamé y él me invitó a ir a encontrarlo, porque tenía cosas importantes que decirme. Cuando llegué salió a mi encuentro muy contento. ¡He decidido irme con ellos! exclamó. yo le dije: Coronel, han pasado 2 años, me debe poner al corriente. ¿Qué quiere decirme?. Lo que le he dicho: dentro de tres días me voy con ellos.

¿Tiene miedo?...

¡Nada!. Soy el hombre más feliz del mundo. Espero este momento como un niño espera a Papa Noel. Sé donde iré y esto es muy importante.

Desde entonces le llamé por teléfono cada día. Si estaba en vuelo, me llamaba él a su regreso. El 27° día lo busqué en el aeropuerto y se me informó que estaba en misión sobre el Atlántico, dejé dicho que me llamase, pero no lo hizo, entonces volví a telefonear y me dijeron que su avión no había regresado. Esperé un par de horas y volví a llamar: Lo estamos buscando, se ha perdido. A la mañana siguiente volví a llamar: Ninguna señal de él ni de su aparato. Renunciamos a buscarlo.

Seguidamente, paso a sintetizar para el lector, los principales aspectos que se dan en este contacto.

1° El testimonio nos viene dado por un oficial de las Fuerzas aéreas Americanas. En este aspecto militar podemos observar, como ya en aquel tiempo las Grandes Superpotencias amonestaban a sus pilotos para mantener en silencio la realidad Ovni y Extraterrestre.

2° Vosotros debéis de aprender y aceptar que hay más de 150 billones de Universos...

Esta respuesta a la pregunta ¿Creéis en Dios?, debe hacer reflexionar a las personas de la Tierra que todavía se creen ser los únicos seres inteligentes del Universo. A estas personas las invito a meditar lo siguiente.

Según revelación extraterrestre, este Edificio Macrocósmico el cuál apenas perci­bimos. está compuesto por más de 150 billones de Universos en contínua expansión.

Si tenemos en cuenta que cada Universo está compuesto por millones y millones de Galaxias como nuestra Vía Láctea o más grandes. Y si cada Galaxia está compuesta por millones y millones de sistemas Solares como el nuestro o más grandes, iremos teniendo una Tierra que viene a ser como un grano de arena frente al desierto de Sahara. De lo que se deduce, que el creernos los únicos seres inteligentes del Universo, es el mayor acto de presunción en el que puede caer el ser humano.

Por otro lado, si el hombre se observara más interiormente, vería como hay una innata predisposición, que tarde o temprano le empuja hacia lo alto. Esta es la Deidad que todo hombre lleva dentro de si, y que reconoce al Cosmos Infinito como su real Patria.

Un día también el hombre de la Tierra viajará por ese Cosmos. con las gratifi cantes experiencias que ese logro le ofrecerá. Pero antes el hombre deberá saber quien es, que hace aquí, y cual debe ser su relación con el Todo que le rodea. Solamente entonces podrá ingresar en la Confederación Intelestelar de Mundos redimidos. Nunca antes.

3° La procedencia de las naves extraterrestres de: Venus. Marte, mercurio, Saturno etc., es avalado por el testimonio de otros Contactados. Así mismo, el encontrarnos en estos momentos viviendo un cambio de Era, es un hecho no solamente avalado por los grandes contactados de nuestro tiempo. sino también por casi todas las corrientes espiritualistas.

Sobre el futuro de California, aunque Mel Noel no se pronuncia, existen varias fuentes de información que anuncian el inminente hundimiento de los Angeles, San Francisco y de casi toda California debido al estado precario en que se encuentra la falla de San Andrés.

4° Hemos podido observar como la Reencarnación no es solamente exclusiva propiedad de algunas Religiones de la Tierra. Sino que el extraterrestre la tiene asumida y aceptada en su conciencia.

Efectivamente, la reencarnación es una constante en el Universo entero. No solamente se reencarnan las humanidades, también lo hacen los reinos inferiores. Así mismo, los sistemas Solares y las Galaxias, una vez terminados sus ciclos de fecundidad también se reencarnan. No en vano fue dicho: De polvo a roca y de roca a polvo. Todo muta. Toda cambia. Para servir y ser servido.

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