Experience true power and ease in website design. Our website templates and WordPress themes offer flexibility and functionality unlike any other.

¿Cómo nace un fanático?

(Tiempo estimado: 3 - 5 minutos)
Ya ha leído 0%

fanatico

Como seres humanos, al llegar al mundo deseamos pertenecer. Primero, queremos sentirnos amados y protegidos por nuestro núcleo familiar. Al llegar a la juventud queremos ser parte de un grupo de amigos. Al ser mayores queremos pertenecer a un club, tener un título profesional, trabajar en ciertos círculos, comprar cierta ropa, frecuentar lugares interesantes y así vamos por la vida, pretendiendo ser aceptados en los diferentes grupos en los que los seres humanos nos dividimos.

Cuando en nuestra búsqueda por pertenecer encontramos a alguien que se ha formado como líder o cabeza de un grupo hacia el que nos sentimos atraídos, el líder se convierte para mí en una especie de “dios”, con características fantásticas e irreales que he creado en mi mente y que me hacen sentir bien, pues es la persona en la que he depositado mi fe y mi razón de pertenecer. Y yo le sigo de lejos, con un grupo de personas que se encuentran en las mismas circunstancias que yo: Queremos pertenecer.
Su mensaje se convierte en un arrullo que me mantiene dormida en mi inactividad e ignorancia. Inactividad, porque las características dadas al objeto de mi adulación son sólo de él y yo no me atrevo a ponerlas en práctica, para así probarme a mi misma que son reales, que son factibles y que hacen parte también de mí.
Ignorancia, porque al seguir ciegamente a otro no me doy cuenta del gran potencial que hay dentro de mí para crecer, para encontrar dentro de mí la fuerza que me llevará a convertirme en un ser independiente, en mi propio guía, pensante, consciente, realizador y LIBRE. Libre hasta del ser al que le daba mi libertad, muchas veces sin que me la pidiera.
Ese líder al que yo sigo es la persona que yo puedo llegar a ser, pero requiere de mí mucho trabajo y disciplina. Por eso prefiero dejar a “mi líder” en su puesto: Mientras yo le sigo, no me hago responsable del mensaje. El mensaje se pierde en versos aprendidos que repito siempre que tengo la oportunidad, porque se oyen muy bonitos y mucha gente los repite igual que yo. Surge la figura del mensajero que vivió o vive su mensaje, al que yo sigo o idolatro, pero no imito.
Muchas veces repito inconscientemente que puedo realizar lo que “mi líder” hace y mucho más. Pero se queda en meras palabras, monótonas, sin acción.
Dejar de ser fanático requiere que yo abra mi mente, que escuche mi voz interna; dejar atrás los versos aprendidos que sólo ocupan espacio en mi mente y que no me sirven de nada mientras estén inactivos y no los ponga en práctica. Dejar de endiosar a segundos y ponerme de primero.
En mi ceguera puedo pensar que solo los que creen como yo, alcanzaremos “salvación”; que sólo un determinado número llegará a la meta. Como aquel grupo de personas no creen como yo, hay que hacerles la guerra; desterrarlos y hasta eliminarlos. Aquellos que no se unen a mi organización y creencias están “perdidos” y recibirán castigo eterno, por lo tanto me aparto de ellos y los miro como seres extraños, por muy familiares que sean.
En el momento en que mis creencias me aparten del resto de los seres humanos que no comparten mis creencias; es el momento preciso para evaluar de nuevo aquello que creo es “mi” verdad, ya que ninguna creencia, por muy buena que sea; debe separarme de nadie.

Los Seres Humanos siempre estamos deseando ser parte de algo o de alguien pasando por alto que ya pertenecemos a ése grupo y si no nos separáramos, aceptando nuestro lugar y dándole su lugar a cada uno dentro del conjunto, haríamos de éste grupo de Seres Humanos algo maravilloso. Ya no existirían las ideas separatistas como por ejemplo: “Tú eres blanco yo negro, tú eres de aquel país yo de éste, tú pobre yo rico, tú intelectual yo ignorante, tú rezas yo medito, creo en Jesús tú en Buda, creo lo que dice la Biblia tú lo que dice el Corán, aceptas lo que dice el pastor o sacerdote, yo lo que me dice mi Ser”.
Me pongo a pensar cómo cambiaría mi vida si dejo atrás los conceptos que tengo tan arraigados en mi mente, sin uso, y que conforman lo que pienso que son mis creencias.
Al principio sentiré un gran vacío, pues la base que sustentaba lo que yo creía que era mi razón de ser, ya no está. Pero ante mi se abrirán poco a poco muchas puertas y mi vida comenzará a florecer, empezaré a ver cambios verdaderos, maravillosos pues serán el fruto de mi propio sentir, de mi propio Ser y por lo tanto es el camino que me llevará a encontrarme conmigo misma, con Dios.
Tal vez sienta el deseo de compartir con los que me rodean la luz que me ha llegado, pero tendré cuidado de no interrumpir el camino de nadie dejando que mi vida sea la que hable por mí. Ya no sentiré el deseo de recitar versos aprendidos y monótonos ni de llevar conmigo mucha gente al lado, pues sabré que el camino que recorro me pertenece solamente a mí.
Ya no le daré ciegamente mi libertad a nadie. Si decido seguir a alguien, unirme en un trabajo espiritual u otro tipo de tarea, mantendré la libertad de seguir mi voz interna siempre con cada paso del camino. - . . .

Con mucho Amor,
UNIVERSAL HEALING
Mi libertad comienza cuando libero de mi mente aquellas
palabras que sólo son ecos de verdades ajenas.