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Caso: Andrija Puharich

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EXTRATERRESTRES; ¿DETERMINAN NUESTROS PODERES SIQUICOS?
El científico que descubrió a Zé Arigó y a Uri Geller, afirma que los platillos voladores ya están aquí, y se han comunicado con él.
En una entrevista exclusiva para "Vanidades", explica la forma en que nos controlan, y revela las advertencias que estos seres de otras galaxias le dan a la humanidad para evitar su destrucción.

 Su búsqueda lo llevó a Israel, donde conoció a Uri Geller, un joven judío de  22 años que poseía la increíble habilidad  de doblar metales con la mente de una  forma jamás vista antes. Durante dos  años estudió y experimentó con los  asombrosos poderes telepáticos de Uri,  hasta que quedó convencido de que sus  poderes eran reales. Pero tambien averiguó algo inesperado: que provenían de  seres extraterrestres, para la enorme sorpresa del mismo. De ahí en ade­lante se ha dedicado a contarle al mundo  lo que estos habitantes de otras galaxias  le han comunicado. En el último viaje que hizo a Miami para dar unas confe­rencias en el festival anual de la organización "The Round Table", una  asociación dedicada a la investigación y  diseminación de todo lo relacionado  con lo esotérico presentando persona­jes de prestigio mundial como este, Puharich habló exclusivamente para  "Vanidades". Así comienza su extraño y  fascinante relato.

A pesar de su obsesión con los platillos voladores, Andrija Puharich no es un charlatán. Era un médico norteamericano graduado de la Escuela de Medicina de la prestigiosa Northwestern University , donde se especializó en fisiología. Además, es científico, inventor de aparatos electrónicos para los sordos, investigador, conferencista, y está licenciado en los estados de Nueva York, Maine y California para practicar la medicina interna.
Fue precisamente en su capacidad de doctor en medicina que Puharich visitó al famoso curandero espiritista Ze Arigó en el Brasil, en 1963. Quería presenciar algunas de las brillantes operaciones que este campesino realizaba sin beneficio de anestesia ni asepsia, valiéndose del primer cuchillo  enano. Una vez allí, su escepticismo de científico entrenado, cedió al ser testigo de las curas milagrosas que Arigó efectuara, y para ponerse así mismo a prueba, Puharich decidió someterse personalmente a una operación de tumor, que tenia en el brazo derecho. Como todos los demás, su operación fue un éxito.
Desde ese momento Puharich se convirtió en un firme creyente de la Parapsicología pero la tragedia de la muerte de Arigó en un accidente automovilístico en 1971 fue lo que realmente le despertó la conciencia y le hizo abandonar su brillante carrera para dedicarse a buscar otro espiritu igual a Zé Arigó.
"El fenómeno actual de los "platillos voladores" empezó a popularizarse en el año 1947, cuando el piloto norteamericano Kenneth Arnold vio nueve de ellos mientras volaba sobre el Pacífico en una misión del ejército. Desde entonces se les dio el nombre de OVNIS –objetos voladores no identificados. Esto no significa que no haya constancia previa de observaciones de estas naves interplanetarias. Mirando retrospectivamente en la historia, la arqueología, las religiones y civilizaciones de la antigüedad, sabemos que estos contactos con seres de otros mundos existen desde los mismos comienzos de la historia escrita y del hombre:
"Desgraciadamente, ha sido un punto de vista estrecho e inseguro el que ha imperado hasta el día de hoy. No hay un sólo gobierno importante en el mundo que no tenga archivos secretos de algún tipo sobres OVNIS. Lo aseguro porque a lo largo de mis investigaciones, he tenido el privilegio de ver algunos de estos archivos.
"Hace cuestión de un año, por ejemplo, el gobierno de España reveló doce de sus mejores casos dé observación de OVNIS, casos documentados por evidencia de radar, testimonio de pilotos del gobierno o testigos múltiples que juran haber tenido contacto directo con seres extraterrestres. Aparte de algunas declaraciones hechas previamente por el Brasil, el gobierno español ha sido el primero en revelar que tenía información secreta al respecto.
"¿Cuál es mi posición oficial como científico? Pues le diré que una de las mayores confrontaciones intelectuales que he tenido en mi vida fue la primera vez que me encontré cara a cara con una experiencia extraterrestre, y tuve que tomar una difícil decisión. En mi capacidad de persona dedicada a la enseñanza, debería compartir mi experiencia con otros seres humanos, o callármela para evitar ser ridiculizado y perder credibilidad en mis futuras investigaciones?
"Por supuesto, decidí hablar o no estaría parado aquí ahora, contándoselo a usted.
"La primera vez que vi un platillo volador fue en 1960, en California. La costa allí es montañosa, y las carreteras tienen muchas curvas. Venia manejando con mi esposa e hijos a la caída de la tarde, cuando divisamos dos luces rojas en el cielo, que nos siguieron a través de esas carreteras imposibles durante las 40 millas que duró el viaje a Carmel, la región donde vivíamos. A veces cruzá­bamos un promontorio y perdíamos de vista las dos luces, pero siempre volvían a reaparecer. En esa época, yo trabajaba para el gobierno como experto en hon­gos alucinógenos, y estaba al tanto de todos los experimentos que estaban siendo llevados a cabo en California, a base de helicópteros, satélites y globos del tiempo, etc. Estas luces no pertene­cían a ninguno de ellos, pero la verdad es que no les preste demasiada atención, ya que la experiencia era completamen­te ajena a mi mida en ese momento.
"Los años pasaron, y nada que pudiera considerar significativo me sucedió hasta Diciembre de 1973, cuando fui a Israel por tercera vez a estudiar a Uri Geller. Mi propósito era tratar de verificar si Uri era capaz de lograr ciertos efectos de telepatía y sicokinesis (mover objetos con la mente que ahora son mundialmente conocidos).
En el transcurso de los experimentos, convencimos a Uri para que se dejara hipnotizar. Necesitábamos regresarlo a su infancia para averiguar si había teni­do alguna experiencia fuera de lo usual que causara o explicara sus poderes, y que él ya hubiera olvidado.

"Era el 30 de Noviembre de 1971. Todo comenzó con una sesión hipnótica rutinaria. Uri regresó a su infancia y todo parecía normal hasta que llegó a la edad de 3 años, cuando algo extraño sucedió. El pequeño Uri se encontraba jugando en el jardín clausurado frente a su casa, ubicada en la sección árabe de Tel Aviv. Pero aquel atardecer, el pe­queño fue interrumpido en sus juegos por una potente luz ovalada que inundó el linar y se apoderó de él. De esta luz provino una figura, también lumínica, sin faz ni extremidades, que parecía lle­var una larga capa. Esta misteriosa figu­ra emitió un potente rayo que dio en la frente del niño y lo hizo perder el cono­cimiento. Varias horas más tarde, Uri despertó y se fue muy confundido a su casa, donde su madre lo esperaba con un tremendo regaño por haberse perdi­do durante tanto tiempo. Desde ese día en adelante, su vida cambió totalmente. Al poco tiempo, notó que las manecillas de su reloj se adelantaban sin él tocarlas. El resto es historia...
"Pero la experiencia que verdadera­mente nos dejo pasmados a todos los que presenciábamos el experimento fue otra. En un momento clave de la sesión hipnótica. una voz que no era la de Uri apareció en la habitación para hacer de­claraciones ajenas a lo que discutíamos con terrible autoridad. Fue tal el susto que recibimos, que nunca pudimos ponernos de acuerdo en lo que significaba aquella presencia extraña. La voz dijo que Israel estaba en un peligro terrible, y que si no se hacía algo al respecto, terminaría en una guerra nuclear.

Afortunadamente, varios de los científicos allí presentes eran miembros del cuerpo de inteligencia militar de Israel. Aquel incidente no fue tomado a la ligera, ya que ellos estaban al tanto del conflicto al que se refería la misteriosa voz y, gracias al aviso, pudieron impedir un ataque planeado por Egipto el 27 de Diciembre de ese mismo año, algo que ahora es parte de la historia.
"Pero lo más importante de este inci­dente fue lo que sucedió después de la sesión. Como Uri no se acordaba de lo que había dicho, le pusimos la grabado­ra para e escuchara a si mismo.
Pero al llegar la parte del mensaje en la voz extraña. Un cayó en estado de pánico, y negando que él había tenido nada que ver con aquello, arrancó la cinta de la grabadora y ésta SE DES­MATERIALIZO en su mano (la prime­ra vez que esto ocurría). Una vez desaparecida la cinta, Uri salió corrien­do y estuvo perdido durante media hora en aquel edificio lleno de agentes de segundad haciendo guardia en todas las puertas de salida.
"Nadie pudo encontrarlo. No estaba en el techo, ni en el sótano, ni en los pozos de los elevadores. Se había esfu­mado como el cassette... Al cabo de la media hora, ya desesperado, me levanté a recorrer los pasillos nuevamente. Cuando apreté el botón del elevador, la puerta se abrió inmediatamente y me encontré a Uri parado dentro en trance y con los ojos en blanco. "Dónde has estado le pregunté suavemente. "Fuera", balbuceó. Se ha­bía teletransportado a un sitio que no al­cancé a comprender. Le único que puedo asegurar es que, durante esa media hora, Uri Geller no se en­contraba dentro del edificio...
"Este evento fue el primero en un sin nú­mero de cosas pecu­liares que comenzaron a suce­dernos a ambos a partir de entonces. A los pocos días, inven­tamos un experimen­to controlado para comprobar esta "nueva" habilidad de Uri de hacer desmaterializar objetos. Tomamos un bolígrafo marca "Parker", y para tener aún más control sobre el experimento, abrí el bolígrafo y numeré todas sus partes: el repuesto de metal, la funda de plástico en que viene éste y, finalmente, las dos secciones de la funda metálica exterior. Esto lo hice para que nadie pudiera cambiarme las piezas por otras y no le dije nada a Uri. Entonces, sellé el bolígrafo en una caja de madera y Uri colocó su mano encima de ella para ver si podía hacerlo desaparecer.
"Al cabo de cinco minutos, me dijo: "Creo que ha desaparecido". Pero, cuando abrí la caja, el bolígrafo seguía allí. Sin embargo, cuando lo levanté, ¡no pesaba nada! ¡Estaba vacío! Maravilla­do, hice anotación de esto en mi diario y mandé a revelar la película que había tomado del experimento.
"Esa misma noche, Uri me convidó a comer algo en casa de su novia, una chica modelo israelí. Mientras nosotros conversábamos, ella sacó varios huevos del refrigerador y los colocó sobre el mostrador de la cocina mientras prepa­raba una cazuela con agua para hervir­los. Pero cuando fue a cogerlos, lanzó un grito y los dejó caer al suelo, ¡estaban hirviendo en vez de huevos, helados, recién sali­dos del frío!
"Esto fue como una "señal" para Uri. Se puso inquieto e insistió en que nos metiéramos los tres en el automóvil a manejar por las calles de Tel Aviv, sin dirección alguna. Cada vez que llegába­mos a una intersección, me preguntaba a mí por qué calle tomar. Estaba como enloquecido. Yo le seguí la corriente a pesar de no conocer la ciudad. Al rato, escuchamos un sonido extraño, como el que hace un grillo en la noche pero mu­cho más intenso. Estábamos a unas 15 millas fuera del centro, en un terreno descampado por el que acababan de pasar buldozas. De repente vimos una luz azul que pestañeaba al ritmo del grillo". "Es un platillo volador", afirmó Uri con la tranquilidad del que ha visto muchos. Lo curioso es que hasta ese momento, ni él ni yo habíamos visto nin­guno...
"Detuvimos el auto. Nos bajamos los tres, pero la chica comenzó a temblar y a llorar, tanto que Uri insistió que lo esperáramos allí mientras él investígaba. Eché mi cámara de película a andar, mientras que Uri se perdía en la direc­ción de la luz.
"A los pocos minutos, regresaba como en trance, con las manos extendidas y las palmas en lo alto. Colocó el objeto que traía en mis manos. Era el relleno del bolígrafo "Parker" que había desa­parecido el día anterior...
"Cuando entré en la nave, creo que subí por una escalera. No estoy seguro si haba puerta, sólo sé que atravesé una especie de barrera” dijo Uri incoheren­temente. "Había una criatura extraña allí dentro, que no parecía un ser vivien­te. Era más bien un robot con aspecto de persona. Este robot fue quien me dio el repuesto del bolígrafo. No me di cuenta de lo que era hasta que tú me has des­pertado", me aseguró. Ese fue mi pri­mer encuentro con una inteligencia extraterrestre...
"Los días siguientes fueron de una actividad febril. Acompañé a Uri al de­sierto del Sinaí, que era entonces una zona de combate, a dar un show para las tropas. Allí vimos cosas increíbles. Todo comenzó cuando Uri fotografió varias luces rojas inexplicables de noche con una cámara polaroid, y al dia siguiente, me mostró una foto que había tomado de un enorme plato volando justo en­ cima de las instalaciones militares del ejercito israelí, el llamado "pentágono”. Era la primera vez que yo veía la forma de un platillo ya que el otro solo lo había visto Uri. Pero aparentemente estába­mos destinados a ver miles de OVNIS Era como si nos persiguieran.....
"Los veíamos incesantemente. Día y noche. No se me olvidará jamás la vez que vimos uno del tamaño de dos jets 747 amarrados por la cola de una especia de aluminio brillante. Eran como las seis de la mañana y a pesar de que el sol brillaba sobre él la luz no se reflejaba También noté otras cosas muy extrañas: el platillo no proyectaba una sombra debajo, ni emitía el menor sonido. Voló al lado de nuestro auto­móvil por más de una hora, pero ninguno de los ofíciales del ejérci­to que nos acompaña­ban podían verlo, aunque se lo apuntá­ramos con el dedo.
"Con la experiencia fue cayendo en la cuenta que uno ve so­lamente lo que "ellos quieren que  uno vea”.
Esto lo lograron a través del control de la men­te. Lo probamos una y otra vez. Por ejemplo, Uri y yo íbamos manej­ando muchas noches y veíamos un platillo enorme, brillantemen­te iluminado. Entonces, para cerciorar­nos de que no estábamos locos, recogía­mos a algunos soldados israelíes (en esos tiempos estaban por todas las carrete­ras), y les preguntábamos si veían algo. apuntando directamente hacia el OVNI. Pero nunca veían nada.....
"¿De dónde vienen? En mi opinión, este es un aspecto en el que la gente peca con negligencia, ya que hay amplia evidencia claramente nos dice de dónde vienen los OVNIS.
Hay que tomar en consideración la for­ma en que desaparecen men­te, como si se esfumaran. Es un asunto de simple geometría. El limite de la cuarta dimensión ‑o sea, la dimensión del tiempo‑ está definido por la teoría de relatividad de Einstein (que, según los extraterrestres, también conversaba con ellos) Esa teoría explica que nada que tenga masa puede moverse más rápido que la luz.
Entonces la velocidad de la luz es el límite o digamos la frontera; que define el universo en que vivimos los seres humanos del planeta Tierra: El radar, los instrumentos ópticos nada que  conocemos percibe algo que se mueve con mayor velocidad que la luz.
Esto lo he determinado  a través de muchos años de estudio y de “conversaciones” con extraterrestres a través de las grabadoras (como sucedió aquella primera vez con Uri), radios, televisores, telegramas, teléfonos o cualquier apara­to mecánico del que haga uso el hombre, ya que ellos no pueden comunicarse directamente con nosotros a causa de la diferencia de solidez de la materia que este entre su universo y el nuestro. Por eso usan naves para transportarse de una dimensión a otra.
"La mayoría de mis discusiones con varias inteligencias extraterrestres, han sido a través de la grabadora. Desde que comencé a trabajar con   Uri me di cuenta que si colocaba una grabadora corriente sobre la mesa, no tenía que hacer nada. Eventualmente unos dedos invisibles apretaban el botón apropiado y la voz quedaba grabada en la corta, general­mente en inglés. Yo solía usar unos au­dífonos especiales para saber inmediatamente lo que estaba siendo grabado y así poder hacer preguntas Era un proceso de comunicación de dos vías a través de un aparato mecánico, usando a Uri como una especie de bate­ría síquica. Cuando él estaba presente podía hablar por más rato sobre cosas de importancia y hacer preguntas Información auxiliar me llega por otros canales como el teléfono. Pero estas no eran conversaciones sino mensajes.
"Estos seres son tan sólidos y reales en su dimensión como nosotros somos en la nuestra, En la vastedad del univer­so hay millones de civilizaciones con seres que viven en otras dimensiones de tiempo y espacio. Estos seres tienen las características físicas que toda nuestras literaturas usan para describir  a los "espíritus y "aparecidos", sólo que no perte­necen a un mundo sino a uno tan relativamente sólido como el nuestro.
En mis investigaciones he tenido contacto con 24 de estas civilizaciones avanzadas. Una de ellas Hoova, ha sido mayormente responsable por el desarrollo de los organismos vivientes en nuestro planeta y en muchos otros. ¿Cómo lo hacen?. Pues son unos expertos en genética, una especie de ingenieros biológicos que vengan por el espacio buscando planetas con potencialidad de desarrollo. Entonces determinan que cantidad de bacterias necesita el planeta elegido para producir oxígeno, fijar nitrógeno, etc.. Y así plantan millones de organismos vivientes necesarios para evolucionar algo semejante al hombre.

Fuente: revista ADONAI

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