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Caso: Eugenio Siragusa

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Cuando Eugenio Siragusa, empleado de correos de Catania (Sicilia) cumplió 33 años (25/3/52)se encontraba esperando la llegada de un bus a eso de las 6 a.m.. El lugar estaba envuelto en una espesa neblina que hacía difícil la observación, cuando de entre la niebla logra divisar un círculo luminoso de color blanco mercurio, que en la medida que se iba acercando se iba tornando más intenso. Dentro de la luz empezó a distinguir la presencia de un objeto en forma de trompo. De pronto el objeto se detuvo sobre el lugar , siempre en el aire , y de repente lanzó un haz de luz que lo bañó a Eugenio de los pies a la cabeza. Luego éste mismo rayo se fue haciendo cada vez más sutil, hasta que desapareció, al igual el objeto dio un giro y se marchó raudamente.

Después de esta experiencia se comenzaron a dar cambios muy importantes en su vida . Comenzó a buscar alejarse, procurando lugares solitarios. Su misma conversación era tan elevada que la familia se perdía sin poderlo seguir en sus planteamientos.

A pesar de que continuaba trabajando, sentía como una voz mentalmente le comunicaba muchísimas cosas, dándole explicaciones cada vez más complejas sobre todas las ciencias terrestres.

Un día él siente la necesidad de subir al volcán Etna, lo cual hizo de noche en su autito Fiat 600. Al aproximarse al monte Manfre (1370 m,), detuvo su vehículo y continuó a pié. Había una fuerza poderosa que lo dirigía hacia la cima del cráter. Al llegar a la mitad de la ladera, observó delante de él la silueta de dos individuos con trajes plateados que brillaban con la luz de la Luna. Eran altos y rubios, llevaban unas muñequeras  y tobilleras brillantes, así como un cinturón luminoso y una especie de medallón o placa en el pecho. Eugenio sintió mucho miedo. Entonces uno de los seres le lanzó como un rayo de luz verde , que le tranquilizó instantáneamente. Uno de ellos se dirigió a él en italiano diciéndole: “La Paz sea contigo. Te estábamos esperando, guarda en tu mente todo lo que te vamos a decir”. Esa voz era como metálica, como si saliese de una máquina. Después le dieron un mensaje, elevaron sus manos como en un gesto de saludo y se fueron hacia su nave que estaba a la distancia. El mensaje contenía una invitación al desarme nuclear y a la paz mundial. Hacían énfasis a la necesidad de unir a los seres humanos en torno a objetivos y valores comunes, respetando y tolerando las diferencias.

Eugenio tuvo muchos contactos con un ser de la quinta dimensión llamado Adoniesis, y con seres como Woodok y Link.

VIAJE A LA LUNA NEGRA.
Uno de los viajes espaciales mantenidos por Eugenio Siragusa, fue aquél que le llevó a la Luna Negra. El escritor Victorino del Pozo nos describe magníficamente los pormenores de este viaje en una entrevista mantenida con Eugenio Siragusa sobre el citado viaje. La entrevista es la siguiente:
‑ Usted dice que vio a extraterrestres en numerosas ocasiones y que también pudo viajar en sus aparatos. ¿Cuándo realizó el primer viaje y cuál fue su destino?
‑ Uno de los viajes más importantes que he echo fue aquél en que me llevaron a la Luna Negra.
‑ ¿Podría describirnos el viaje?
‑ Fue un viaje fantástico. Duró dos horas, y en ese tiempo recorrí la distancia de 470.000 kilómetros. El viaje se realizó en una de las naves llamadas platillos volantes. Tuvo comienzo a las 18.30 horas y terminó exactamente dos horas y veinte minutos después.
‑ ¿En qué lugar le subieron a usted a bordo del aparato y cómo era?
‑ Mi viaje comenzó en R.agalna, una villa turística muy próxima al Etna, a pocos kilómetros de Palermo. El aparato tenía forma lenticular y su diámetro sería de unos doce metros. En su interior había espaciosos corredores circulares que daban a numerosos compartimentos, donde iban instaladas complicadas máquinas científi­cas para el vuelo cósmico, Entre los compartimentos había también cómodos dormitorios.
‑ ¿Qué aparatos vio usted en el interior de la nave?
‑ No es fácil para mí definir su interior. Cuando entré en el primer recinto de la nave, noté que había grandes cuadros cartográficos y paneles luminosos, donde era posible seguir las líneas magnéticas de la Tierra y comprobar la imagen de la zona que se estaba sobrevolando. Estos paneles se hallaban dotados incluso de unos potentes zooms. Me fue permitido entrar también en otro compartimento donde había instalado un televisor globular. Las imágenes que aparecieron allí ante mis ojos eran extraordinarias. Le puedo decir que por su medio yo mismo podía verme autoproyectado como viajando en otro aparato.
‑ ¿Se pararon durante el viaje? ¿Hicieron alguna escala?
‑ No. Fuimos directamente al lugar de destino.
‑ ¿Cuál era dicho lugar? ¿Cómo era?
‑ Se trataba de la Luna Negra. Y llegamos en siete minutos exactos. La Luna Negra no es un satélite. Es una gran astronave que la ciencia ha localizado muy bien. Tiene una función precisa y delicada: mostrar a la Tierra siempre la misma cara de la Luna y mantener la otra oculta.
‑ ¿Qué vió en la Luna Negra?
‑ La Luna Negra es una auténtica ciudad volante, una ciudad maravillosa, una ciudad de ensueño. Nosotros no hemos construido ninguna igual, ni en los filmes de ciencia ficción. Apenas puse el pie sobre esta astronave, vislumbré, circundado de bellísimas mujeres, quiénes agitaban un objeto que no sabría definir, un hombre que llevaba una placa colgada del cuello.
‑ ¿Quién era? ¿Un extraterrestre?
‑ No. El personaje era un terrestre que se encontraba en la Luna Negra. No hablé con él. Sé que es un mecánico nacido en Bolonia y que se llama Galli. Le he vuelto a ver en la propia Bolonia hace algún tiempo...
‑ ¿Qué hizo usted en la Luna Negra? ¿Por qué le llevaron allí?
‑ Fuimos conducidos a un enorme salón muy luminoso, como si estuviese tapizado de placas de plata. Tenía forma circular, o más bien forma de herradura de caballo. En torno había sillas con complicados aparatos, que a mí me recordaban las que utilizan los americanos en las penas de muerte. En ellas estaban sentados extrate­rrestres, silenciosos e inmóviles como estátuas. Llevaba túnicas de diversos colores.
‑ ¿Qué hacían los extraterrestres, sentados de tal manera?
‑ Se trataba de hermanos en misión sobre la Tierra, en estado de desdoblamiento. Está claro que los extraterrestres tienen la facultad del desdoblamiento y pueden trasladarse a la Tierra perfectamente en forma astral. Si he contado bien, son cerca de seis millones el número de extraterrestres en acción sobre la Tierra. Este tipo de trabajo lo pueden hacer hasta los 80 años; después deben retornar.
‑ ¿Quién gobernaba la nave en que realizó el viaje?
‑ Su comandante era Woodok y fuimos a la Luna. Juntos penetramos bajo la corteza lunar y bajamos hasta 400 metros. La primera cosa que vi fue un núcleo solar de modestas dimensiones. A aquella profundidad me era posible respirar bien, porque, contrariamente a lo que se afirma en la Tierra, allí se encuentran todos los elementos necesarios para la vida. La Luna está poblada y tiene animales y vegetación. Los extraterrestres han construido enormes angares donde pueden entrar y permanecer sus naves en misión sobre el cosmos.
‑ ¿Le dieron algún dato científico sobre la Luna?
‑ Sí. La Luna, en contra de lo que creen los americanos ylos rusos, es tan joven como la Tierra. Las piedras que han traído de allí no sirven para nada. La Tierra, como la Luna y las otras dos lunas desaparecidas, nació de una explosión de una estrella supernova.
‑ ¿Qué son, qué eran las dos lunas desaparecidas?
Eran dos satélites caídos sobre la Tierra por la fuerza de la gravedad. La primera cayó en el continente .Mut y la segunda destruyó la Atlántida. Las tres lunas nacieron de la Tierra cuando nuestro planeta estaba todavía en estado fluído, sin embargo, no creo que los americanos y rusos ignoren las razones de que en la Tierra veamos siempre la misma cara de la Luna.
‑ Si americanos y rusos conocen alguno de los secretos de la cara oculta de la Luna, ¿por qué no han alunizado allí, en vez de hacerlo en la cara visible?
‑ Los rusos, como usted sabrá, intentaron un aterrizaje en la cara oculta, con la intención de desvelarlos secretos que allí se ocultan. Personalmente, recibí un mensaje al respecto. Se me decía que los astronautas rusos serían devueltos a la Tierra y regresarían como dormidos cuando los recogiesen, pero que estarían realmente muertos. Y así fue.
‑ ¿Desde cuándo está habitada la Luna? ¿Qué más le dijeron?
‑ La Luna está habitada desde hace 175.000 años. Los miembros de la Confederación Interestelar pusieron allí su base hace 175.000 años. No es aconsejable habitar sobre la superficiecie de la Luna, porque el núcleo central ígneo‑cósmico de nuestro satélite está en contínua contracción, con pérdida de masa. Eso explica los cráteres lunares, que no son debidos a la caída de meteoritos, sino al vacío que la pérdida de masa de la superficie provoca, causando sedimentos imprevistos. Además, la super­ficie de la Luna está sometida a tremendos estertores ondulatorios por causa de la influencia de nuestros océanos.
‑ Nos ha dicho antes que la Luna tiene habitantes en su interior, que vió un Sol dentro. La Tierra ¿puede encontrarse también hueca en su interior, o bien su núcleo está constituído por el fuego?
‑ Con Woodok hablé también de la Tierra. En efecto, está habitada en su interior. Consta interiormente de un núcleo solar. Los sistemas solares alimentan y nutren nuestra vida. Nosotros formamos parte de una escala, y en la misma ocupamos el plano más primario.
‑ Su teoría es fantástica. ¿La saben los científicos? ¿Podría ofrecernos alguna prueba?
‑ Comprendo que sea fantástica. Los científicos americanos y rusos han puesto en órbita numerosos satélites, unos tripulados y otros no, en torno a la Tierra. ¿Qué objeto tienen?. Le voy a enseñar un documento que prueba cuanto le digo. (Me mostró unas fotos del Polo Norte abriéndose como un obturador de una cámara fotográfica. Las adjuntamos como primicia y como prueba testimonial de cuanto Eugenio Siragusa dijo sobre el tema). Dichas fotos del polo Norte dilatándose constituyen uno de los documentos obtenidos entre las 39.953 fotograbas que hizo uno de los satélites de la N.A.S.A. Este es un documento que los científicos de todo el mundo ignoran. Demuestran que nuestro polo Norte, por efecto de una dilatación de la materia, porque es elástica, se abre periódicamente. En otras palabras: nuestro polo Norte se está expandiendo, y ninguno se da cuenta. En el centro de la Tierra viven seres de dos a cinco metros de altura, de una tez totalmente blanca. Sus proporciones están determinadas por efecto de la fuerza centrífuga contraria a la nuestra.
De trascendentales hay que catalogar las experiencias vividas por Eugenio Siragusa en este su viaje a la Luna Negra y a nuestra propia Luna. Según definición del propio Eugenio Siragusa, la Luna Negra es un satélite artificial que la ciencia ha localizado muy bien. Hace habitualmente el recorrido de Luna a Venus y regresa. Su objetivo preciso es mantener la Luna nuestra en su órbita y evitar su aproximación y choque con la Tierra. La trayectoria del satélite se realiza describiendo un ocho entre la Luna y Venus.

A lo largo de varias décadas éste gran contacto italiano compartió con la humanidad muchos trascendentales mensajes y enseñanzas, que en la actualidad sigue difundiendo su discípulo el Sr. Giorgio Bongiovanni.

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