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Caso: Luís Fernando Mostajo

(Tiempo estimado: 9 - 17 minutos)
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Los últimos 29 años, he estado en cinco oportunidades en contacto directo con civilizaciones extraterrestres y lo más importante es que he podido rescatar un mensaje de esperanza y alternativa para la humanidad".

"La tierra no será destruida, sino que está en un proceso de cambio", señala Luís Fernando Mostajo Martens, arquitecto boliviano, quien con sencillez y sin aspavientos da cuenta de experiencias que habrían comenzado el año 1977, cuando fue contactado por primera vez por "nuestros hermanos mayores", como les llama.
Desde entonces ha dictado conferencias en un sinnúmero de países y durante la semana estuvo en Chillán para dar cuenta de sus viajes a cavidades al interior del Lago Titicaca, donde moran "amautas"(maestros) venusianos y al segundo planeta de nuestro sistema, que asegura, posee vida.
Los visitantes del espacio, quienes han estado en contacto con la humanidad desde sus inicios, señala, "son depositarios de un mensaje de esperanza, porque al ver esas civilizaciones que han superado los problemas que nosotros estamos viviendo, el ser humano tiene la capacidad de acceder a esos estándar de vida a los que los visitantes han llegado".

Además, "nos muestran una alternativa, porque nos sugieren que para superar nuestros problemas, debemos buscar la raíz de ellos, donde nuestros conflictos terminan y se inician, esto es en el ser humano".
Señala que "hemos aprendido que el ser humano es un ser integral que no sólo es mente, cuerpo, sino que se desenvuelve en tres planos muy específicos: mental, físico y espiritual y sólo en la medida que comencemos a redimensionarnos adecuadamente en cada uno de estos aspectos, es que nos descubriremos en nuestra dimensión humana y divina".
CONTACTOS CERCANOS
Vestigios de los contactos entre aquellos y los humanos, se encuentran diseminados por todo el mundo, tanto en América, Medio Oriente, Asia y la mayoría de los continentes.
Dijo que las primeras culturas americanas como la maya, inca o tiahuanaca y egipcia, recibieron, sin duda, la ayuda de maestros provenientes desde otros planetas del sistema, como de galaxias lejanas, para obtener conocimientos, crear ricas civilizaciones y construir portentosas obras de ingeniería, como las pirámides y templos antiguos.
"En libros sagrados como la Biblia, en el versículo 5, podemos leer que "los hijos de los dioses encontraron hermosas a las hijas de los hombres y fruto de esa unión nacieron los héroes de antaño".
- ¿Sería "problemático" para la religión oficial reconocer la existencia extraterrestre? - No. Universalizaría ese concepto que nosotros tenemos de Dios. Esas civilizaciones también profesan ese amor universal y la Concepción de un Dios Universal. Entonces ratificaría que Dios en su infinito amor no nos puso solos en el universo, sino que nos rodeó con infinidad de civilizaciones hermanadas con nosotros.
- ¿Porqué las civilizaciones del espacio no se han manifestado en forma masiva, sino que sólo mediante avistamientos y evidencias? - Porque no procuran alterar el libre albedrío del ser humano y buscan contactos aislados, como con mi persona, para compartir enseñanzas orientadas a que el hombre, por sí mismo, se ayude y ayude a los demás.

http://www.diarioladiscusion.cl/?control=notisegundo&id_noticia_p=353&fecha=30-04-2006

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CONTACTO EN LOS ANDES EN 1990

La Agencia TASS y el avistamiento programado en Bolivia

“Pasa rápido el tiempo”, me decía de manera reflexiva, mientras pensaba en todo lo que había acontecido este año. Nos encontrábamos ya en la primera semana de diciembre de 1990 y, a simple vista, éste se había constituido en un año de experiencias y sucesos que demandaban el replanteo de nuestra labor.
Habíamos entrado en una especie de pausa reflexiva o estado de espera (status quo)en las labores de grupo y coordinación, permitiéndonos a nosotros mismos la posibilidad real y desinteresada de un verdadero y profundo auto análisis.

Aquellos pensamientos rápidamente fueron interrumpidos por el teléfono que comenzó a sonar, mientras apuraba el paso para alcanzar a contestar, antes de que la llamada se corte. “Buenas noches”, atiné a decir, mientras que al otro lado del auricular respondía una persona con tono de voz marcada y extranjera.

— ¿Con Luis Fernando Mostajo, por favor?

Sí, con él.

Habla Valentín Uvarov, corresponsal de la agencia TASS. Me  han informado que usted ha tenido experiencias de contacto con seres extraterrestres, y lo llamaba para ver si es posible tener una entrevista.

“Ya antes me habían entrevistado cadenas televisivas como las de Telemundo y Univisión, ¿pero la TASS?”, me dije, pensando rápidamente, aún sin salir de la sorpresa.

No hay ningún problema, podríamos vernos el día de mañana.

Está bien, ¿prefiere que se haga en mi oficina o en la suya?

No, prefiero en mi domicilio.

Así  concluyó la primera conversación conValentín, en aquellos días de primavera, la primera semana de diciembre del año 90.

(Por motivos de espacio no transcribo la entrevista completa, mas si la ultima pregunta hecha al contactado por Valentin en su reunión)

(…)Me parece muy interesante todo esto que me comentas, la verdad no esperaba relacionar a los ovnis con los cambios que se vienen dando en el planeta, me gustaría que nos volvamos a reunir una vez más, si es posible.

Claro, no veo inconveniente.

Ahora, Luis Fernando, si tú te puedes comunicar con tus Guías, ¿crees que les puedes preguntar si los puedo ver?, ya que soy periodista y debo basarme en hechos tangibles, ¿tú crees —insistiendo nuevamente Valentín, continuó— que podamos concertar algo con ellos?

La pregunta me encontró de sorpresa y aún más mi propia respuesta:

Déjame consultarlo.

La entrevista con Valentín había concluido y ésta me había dejado una extraña sensación. Me encontraba enfrascado en mis propios pensamientos, mientras que ya la noche había caído y, con ella, me vino la necesidad de buscar alguna suerte de aprobación respecto a lo que había compartido, por lo que opté salir al jardín, quién sabe, en busca de una confirmación. A decir verdad, yo no aprobaba los avistamientos con periodistas. Menudo lío en el que me había metido, ¿cómo voy a hacer algo con lo que no condigo?, me cuestionaba.

Mi mirada se centraba en el resplandor de las estrellas, como esperando que las respuestas e interrogantes a mis propias inquietudes llegasen desde lo alto, y si fuese posible, por obra y gracia divina. “Bueno —continuaba pensando—, ya no hay un grupo como tal, así que si hay algo iré solo, ¿y qué sentido tendría entonces?, si yo siempre he pensado que los Guías no necesitan de nosotros para mostrarse, si quisieran lo harían por iniciativa propia y en el mundo entero. ¿Habré metido la pata? No lo sé, pero si fuese así, fueron las dos juntas.” —continuaba diciendo en mi monólogo.

Estaba realmente contrariado, no porque no tenga confianza en la comunicación y el apoyo de los Guías, sino porque en mis propios conceptos y preceptos al respecto, nunca había dado cabida a esa posibilidad y, como si fuera poco, me quedaba muy clara la última impresión de la entrevista, pues noté el brillo de la alegría que se desprendió en los ojos de Valentín, cuando apenas sugerí la posibilidad de consultarlo. Sentía que esa entrevista venía a cumplir algo muy importante, aunque aún no sabía qué era, por qué, ni para qué.

Poco a poco, como en otras oportunidades, comencé a sentir esa sensación y esa paz exquisitas que se tienen cuando los Mayores nos acompañan. Ese calor especial en el pecho, seguido de un agradable campo magnético que se concentra a la altura de los cristales. No estaba solo.

Amado Ademixar —escuché al GuíaXenón, hablándome—, aquí contigo, para recordarte que nunca estás solo, y que el proceso se cumple a cabalidad. Es verdad que nada acontece sin que ya antes haya sido escrito, mas ahora se ha abierto una nueva página de la experiencia de vuestra propia realización, la que os demanda mayor compromiso y dedicación. Hemos escuchado tu llamado y hemos acudido para hacerte saber que la decisión es tuya.

¿Es decir, que si decido salir me apoyarían?

Apoyaríamos la iniciativa y el deseo de asumir siempre un mayor compromiso en la Misión, lo que no confirma que el plan contemple acciones orientadas a que seáis vosotros los que probéis de nuestra existencia. Bien la Confederación mantiene un plan de acercamientos de antes y que ahora, a la fecha, os encuentra cumpliendo con vuestro último rol, aquel de ser portadores y sembradores de las bases en que nacerá una Nueva Humanidad.

No termino de entender, si se da este avistamiento programado, ¿por qué se daría?

Se daría porque es nuestra intención en este tiempo daros un aval a la posibilidad y la responsabilidad que pueden tener, frente al cumplimiento de los objetivos de la Misión. Y es que os encontráis iniciando la etapa culminante de los objetivos en Tierra, donde las labores se reconocen y los llamados desde un inicio se reencuentran. Es, a buena cuenta, un apoyo a vuestra propia iniciativa de seguir llevando el Plan adelante.

Si es así, sí me gustaría poder compartir de un avistamiento programado.

Salgan este 15 de diciembre, en un número no mayor de siete personas, a la zona sur, sector Ánimas, que a las ocho de la noche estaremos con vosotros.

Una nave había encendido su fuselaje, ahí en lo alto del cielo, se la podía observar como del tamaño de un lucero y comenzó a desplazarse lentamente por un corto trecho, hasta que poco a poco fue ascendiendo, para terminar desapareciendo en la inmensidad del firmamento. Ésta era en todo caso la confirmación que daba curso al avistamiento, en el que no me quedaba duda sobre la asistencia de los Guías y, más aún, su participación en la invitación que me encontraba a punto de realizar.

Al día siguiente, a primera hora me dispuse a llamar a Valentín.

Hola.

Buen día, Valentín, hablas con Luis Fernando.

Buen día, ¿cómo estás?

Bien, gracias. Llamaba para decirte que el día de ayer, luego de nuestra charla, tal como quedamos, solicité una comunicación.

¿Y qué te dijeron?

Bueno, que el contacto es posible. En todo caso, nos piden que asistamos el próximo fin de semana, el sábado 15, que a las ocho de la noche ellos se harán presentes.

¿En serio?, ¿no estás bromeando?

Sí, muy en serio, piden además que vayamos en un grupo no mayor de siete personas. ¿Qué te parece si, tú, dentro del círculo de periodistas en que te mueves, buscas otros cinco que deseen compartir de esta experiencia?

Me parece muy bien, ¿cómo hacemos entonces?

Bueno, por lo pronto quisiera pedirte que la reunión de la tarde la cancelemos para el mismo sábado, y el sábado, ¿qué te parece si nos encontramos a las cinco de la tarde, directamente para salir? Como es hacia el sur, podríamos encontrarnos a la salida de la ciudad, a la altura de la calle 60. Aproximadamente el camino nos va a tomar algo más de media hora.

Está bien, el sábado entonces, a las cinco de la tarde en la 60.

La semana pasó rápida y las inquietudes que tenía al respecto se fueron disipando poco a poco, embargándome, muy por el contrario, un sentimiento de absoluta seguridad. El mensaje de Xenón, había ayudado mucho en ello, el avistamiento era una suerte de avala nuestra propia iniciativa. Sentía la gran responsabilidad que derivaban los Guías y, lo más importante, el deseo y la plena convicción de asumirla y llevarla adelante.

Ese día desperté temprano y, como siempre, realicé de manera normal mis actividades de fin de semana, no busqué nuevamente la comunicación, pues no la sentía necesaria, el mensaje y avistamiento del lunes habían sido suficientemente claros y además podía percibir la constante presencia de los Guías en mi entorno, por lo que la hora de la cita llegó casi como si el tiempo se hubiese acelerado.

En el lugar ya se encontraba Valentín con un grupo de personas a las que recién conocería. Al tiempo de verme llegar, Valentín toma la iniciativa, se me acerca  sonriendo y me dice:

Hola, Luis Fernando, pensé que ya no venías.

Todo lo contrario, me alegra verte, ¿con quiénes has venido?

Ven que te presento: Milenka, compañera y colega mío, Fernando, David y Jorge pertenecen al grupo periodístico de Enfoques.

¡Ah, qué bueno!, ¿trabajan en el programa de Cucho Vargas?

Así es, un gusto.

El programa Enfoques, entonces, era una revista dominical de muy alto nivel de teleaudiencia.

Y por último, Mario, del matutino nacional El Diario.

Un placer. Estamos todos listos, ¿qué les parece si nos ponemos en marcha?

Estábamos en dos movilidades, así que Valentín junto a Milenka decidieron venirse conmigo, mientras que los demás nos seguirían hasta el lugar.

En mis meditaciones había visualizado el sitio donde en marzo del año de 1979 tuvimos el primer avistamiento programado, casualmente con siete integrantes de lo que fueron los grupos de la Misión. La imagen me vino por comunicación, así que tenía la ruta trazada en mi mente.

¿Cómo se sienten? —pregunté.

La verdad, entusiasmados, aún no tengo idea de lo que pueda pasar.

No te preocupes, si ellos han dicho que van a estar, así va a ser.

¿Por qué estás tan seguro?

Pues porque hasta donde yo sé, nunca nos han fallado.

Excelente, ¿y cómo va a ser?

Por la naturaleza de la invitación, asumo que una nave va a entrar en contacto con el grupo.

La imagen de uno de los nevados de la cordillera de los Andes se presentó ante nosotros,  luego de pasar por una curva del gran desfiladero y camino de tierra por el que nos encontrábamos atravesando. A decir verdad, los atardeceres de la cordillera son siempre un regalo a la vista y el sólo hecho de estar ahí, disfrutando del paisaje, ya era un gran premio al esfuerzo.

Entre comentario y comentario llegamos, felizmente, sin percance alguno. Dejamos las movilidades y nos dispusimos a ascender parte de la montaña en la que nos encontrábamos, para tener un mayor dominio del valle que se abría paso, entre el nevado Illimani y nosotros.

Los muchachos del programa Enfoquestraían muy buenos equipos, así que se dispusieron a ubicar su trípode para las cámaras, tanto de filmación como fotográficas. Por su parte, Valentíntenía entre manos una cámara menos profesional, más bien diría yo turística.

Hicimos un pequeño círculo para compartir un té que había traído Milenka. “Como siempre —comenzaron a exclamar las voces—, no importa de acá o de cualquier lado, las mujeres son más previsoras y prácticas.”

Poco a poco nos enfrascamos en un diálogo-charla entre preguntas y respuestas, respecto a las experiencias de contacto. Podía percibir que a pesar de que la mayoría en el pequeño grupo se veía por primera vez, se mantenía un muy buen nivel de vibración, y a pesar quizás del escepticismo con el que intuía se encontraban todos, cada uno en particular ansiaba ser parte de esta experiencia y, aunque no lo dijeran, esperaban que la nave aparezca. “A buena cuenta —pensé—, ¿cuántas veces puede darse una experiencia así?”, mientras observaba el cielo semi nublado en el que ya podían observarse algunas estrellas. Mientras escuchaba los comentarios de David, respecto a avistamientos de naves que habían tenido sus parientes, en silencio me decía: “si hay avistamiento, éste va a tener que ser bastante cercano.”

No me había percatado de la hora hasta que uno de los muchachos dijo, “ya casi son las ocho.” Inmediatamente Milenkacomienza a exclamar:

¿¡Qué es eso que se está moviendo!?

¿Dónde? —pregunté.

¡Atrás tuyo!

Me doy la vuelta rápidamente y miro cómo comenzaba a descender una nave, por encima de los cerros.

¡Ahí están, son ellos, son los Guías!

Podía observarse a la nave como un pequeño disco de color amarillo intenso, desplazándose de manera lenta y errática en dirección a nosotros. Cuanto más se acercaba, más grande la veíamos, como si estuviese descendiendo. Entre tanto, el alboroto se había apoderado del pequeño grupo, corriendo cada uno por su lado a operar los equipos que con tanto cuidado habían ubicado

¡¡La tengo, la tengo, la estoy filmando!! —comenzó, más que a decir, a gritar, Jorge, el camarógrafo de Enfoques, mientras que el resto simplemente iba siendo rebasado por el momento y la sorpresa.

La nave, antes de llegar a ubicarse encima nuestro, hizo un giro de noventa grados, para continuar su desplazamiento en otra dirección, esta vez distanciándose del grupo y del lugar, haciéndose más pequeña, hasta desaparecer en la profundidad del cielo. Todo había durado algo más de un minuto, del cual Jorge había grabado alrededor de cuarenta segundos del desplazamiento de esta nave, que  se hizo presente apoyando el avistamiento programado por los Guías.

Las palabras entrecortadas y la emoción del momento fue una constante a partir del avistamiento. Todo se había dado de acuerdo a lo que nos habían anticipado. El avistamiento y contacto se había cumplido para sorpresa de todo el grupo. Más adelante, se impondría una actitud de silencio y reflexión, de parte deValentín y Milenka,en el trayecto de retorno a la ciudad, quizás porque de alguna manera, ninguno de ellos esperaba vivir lo que vivió.



Al día siguiente el teléfono sonó a primera hora, era Valentín.

Buen día, Luis Fernando, disculpa la hora, te llamaba porque unos colegas míos quieren saber si es posible repetir la experiencia de contacto, ellos son de la Agencia Novosti.

Claramente se podía notar un gran ánimo en la voz y actitud deValentín,sin embargo, a ello mi respuesta fue tácita:

Buen día, Valentín,la verdad que lo que vivimos ayer es algo que no se da siempre, ya el hecho de que los Guías hayan accedido a compartir con nosotros, ha sido de por sí un éxito. Quién sabe, en otra oportunidad...

La semana siguiente sería invitado por laEmbajada de la ex Unión Soviéticaa dar una conferencia a puertas cerradas, en su salón de conferencias, con traductor simultáneo, a sus más de cincuenta miembros, y el programa de Enfoques repetiría reiteradamente la experiencia vivida por sus reporteros. Con ello, más medios televisivos y de prensa escrita abrirían sus puertas para la difusión del mensaje.

La situación a todo esto en laex Unión Soviética no mejoraba, había caído ya el muro de Berlín y el semblante de Valentín, a quien más que reportero ya lo veía como a un amigo, se mostraba claramente contrariado. Lo habían hecho llamar de Moscú, desde la central, pues sólo mantendrían a la corresponsalía que se encontraba en la ciudad de Lima en Perú, el resto debía volver.

Sabes, Luis Fernando —en tono melancólico y triste dijo—, los momentos de transición son los más difíciles en cualquier cambio —refiriéndose a los sucesos que se venían viviendo en su país.

Esa fue la última vez que nos vimos. Unas semanas después, bombardearían la misma sede parlamentaria en Moscú, Gorbachovhabía dimitido y Yeltsin sería el nuevo Presidente, esta vez de Rusia. Los países del este de Europa se habían independizado y, con ello, el comunismo había desaparecido.

De un momento a otro se había dado comienzo  a la era de la globalización, donde la economía de libre mercado se impondría. Al consultarles a los Guías sobre estos acontecimientos, su respuesta fue clara y contundente:

Así como el comunismo no ha sido una solución para el hombre de este tiempo, la economía de libre mercado o capitalismo, tal como le conocen, tampoco lo será, pues tiene los días contados.

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